A Moisés y a los profetas tienen, óiganlos – Por Willis Hoover

WhatsApp Image 2024-09-09 at 12.25.17

Nota introductoria

Uno de los temas que ha complicado al pentecostalismo desde el principio es la tensa relación entre Palabra y Espíritu, y el fundador del movimiento en Chile, Willis Hoover, en los primeros días hizo eco de ello y ofreció una respuesta. En el deseo por rescatar fuentes originales, PP ha querido divulgar el artículo «A Moisés y a los profetas tienen, óiganlos», publicado originalmente en la revista Chile Pentecostal N° 113, de Julio de 1924.

En este artículo, Hoover valida la experiencia pentecostal, pero critica a aquellos que quieren sobreponer su experiencia personal a lo que está escrito en la Palabra de Dios. Revelaciones, profecías, sueños, y otras experiencias no pueden imponerse a la regla de las Escrituras pues, si ocurre aquello, se está cayendo en un engaño. Esperamos que este artículo ayude a reflexionar en la necesidad de que ambos, Espíritu y Palabra, no sean vividos como opuestos sino que se los entienda como una armonía.

Agradecemos al investigador Manuel Alveal por facilitar este valioso recurso.

PP

__

A Moisés y a los profetas tienen, óiganlos

Estas palabras se hallan en la historia (Luc. 16:29) del rico y Lázaro. Algunos la consideran como parábola, otros como historia; sea cual fuere, es Jesús que la presenta para enseñar una lección importantísima.

Es de notar que en toda la vida de Jesús Él ensalza las Escrituras. Las refiere y las cita siempre en tono de finalidad, como que en lo que ellas hablan no hay más que decir, salvo cuando Él con su divina autoridad aumenta su fuerza, como en San Mateo 5, dice que el mirar con codicia es adulterio y que el aborrecer es homicidio.

En el caso en referencia el rico en tormento está hablando con Abraham en el paraíso, rogándole que envíe a Lázaro a sus hermanos en la tierra para amonestarles para que no vengan a ese lugar de tormento. Él le contesta: «Tienen a Moisés y a los profetas, óiganlos». El rico protesta: «No, padre Abraham; si alguno se levantare de los muertos, ellos se arrepentirían». Pero Abraham responde «Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, aunque alguno se levantare de entre los muertos».

Ahora, aún cuando son palabras de Abraham, al contar esta historia Jesús las hace suyas y en ellas declara

UNA SOLEMNE VERDAD.

Los hombres muestran su buena o mala índole en su actitud para con la palabra de Dios. El que la resiste, la critica, descree, o la rechaza, no puede con eso anularla, ni desvirtuarla; sólo alcanza a dejar estampada su propia mala índole. Es algo como quien intente a cortar un trozo de acero con un cuchillo de palo: el acero no sufre, pero sí, el palo. Así ésta palabra es eterna verdad y vencerá en todo.

Hoy día como siempre Satanás está empeñado en desvirtuar esta divina Palabra. Se ha levantado en la misma iglesia de Cristo una multitud de personas que, so pretexto de amantes de la verdad, piensan haber hallado que la ciencia está en pugna con las declaraciones de la Biblia, y por lo mismo que aman a la verdad, desechan, apocan, o explican la palabra de Dios hasta anular lo que claramente dice.

Pero San Pablo dice que «desaparecerá la ciencia», (I Cor. 13:8) y San Pedro dice que «La Palabra del Señor permanecerá perpetuamente» (I Ped. 1:25). Cristo dice (San Juan 17:17) «Tu Palabra es la verdad». De manera que toda ciencia que es verdad tiene forzosamente que cuadrar con esta Palabra que «es la verdad», porque la verdad nunca puede contradecirse. No temamos, pues, ni nos dejemos engañar por aquellos que pretenden tener más luz y mayor conocimiento y progreso, para así con sus argumentos anular la autoridad de lo que está escrito.

Como Satanás por un lado quiere apocar la palabra por la sabiduría de la ciencia humana, por el otro lo procura por la voz del espíritu. Está empeñado en destruir por cualquier modo la autoridad de la Palabra de Dios. Para esto tiene que engañar a todos; y como es evidente que a todos no los puede engañar por el mismo medio, usa diversos medios según el caso. Para algunos el encanto de la ciencia – lo razonable de los argumentos que sirven para hinchar al hombre, – es el cebo que tragan a ojos cerrados y se hacen fácil presa.

Pero hay muchos que para ellos no les interesan esos halagos y el engañador tiene que entrar en el terreno donde viven ellos – el terreno de lo espiritual y de la fe.

En el caso de este rico, pidió él que Dios obrara un milagro de resurrección para salvar a sus hermanos – para declararles la verdad sobre el tormento. Cristo le dijo en efecto: La verdad está escrita en Moisés y en los Profetas, y si no se persuaden con ellos, no es porque la evidencia no es suficiente, sino por su mala índole, y esa mala índole rechazaría también al milagro.

Hemos visto manifestaciones de esta misma verdad hoy día en la iglesia pentecostal. Dios en su grande misericordia ha concedido a muchos visiones maravillosas del cielo, del infierno y vislumbres de lo que esperan los fieles y los infieles; algunas veces en sueños y otras veces por el Espíritu cuando estaban orando; a otros los ha bendecido con danzas, llenando su corazón de gloria; a otros los ha sanado milagrosamente. Pero de todos aquellos, sólo han permanecido en el camino del Señor los que se han sometido obedientemente a la dirección de la Palabra de Dios. Los demás están revolcándose otra vez en el mundo.

En el terreno del espíritu también trabaja Satanás para apocar la Palabra de Dios. Los cristianos fieles buscan con anhelo las cosas de Dios; las ricas promesas contenidas en su Palabra – principal entre éstas es la del bautismo con el Espíritu Santo. Como Dios es fiel, viene y los bautiza y los llena de gloria y poder. Inundado que es su ser con el Espíritu Santo viven encantados y ocupados con Él, y creen que siempre pueden vivir así y que la voz directa del Espíritu Santo es más que la Palabra de Dios.

En esta condición la experiencia relatada en el Libro de Job se repite:

«Un día vinieron los hijos de Dios a presentarse delante de Jehová, entre los cuales vino también Satán».

El bautizado, nuevo en su experiencia, cree que todo lo que siente es de Dios, y así el diablo le dice: «Ud. es bautizado; es el Espíritu Santo que le habla; no tienen necesidad ya de la Palabra; no debe obedecer a los hombres porque yo le dirigiré».

Esto le alimenta el amor propio y la vanidad y hace imposible que hombre alguno le enseñe, mientras él se cree capaz de dirigir a todos, atribuyendo todas sus impresiones y sus pensamientos al Espíritu Santo. El diablo ha logrado su intento. El hombre rechaza el consejo de los que Dios le ha puesto por guía so pretexto de obedecer a Dios; y rechaza la Palabra de Dios como innecesaria y aún inferior a la voz que viene a su corazón.

Qué condición más apropiada para ser instrumento del diablo que le viene revestido como ángel de luz. Esta pobre víctima, hinchada con la grandeza de las bendiciones que Dios le ha concedido, las usa para atropellar la misma Palabra de Dios, olvidándose de que era por medio de esa Palabra que él tuvo conocimiento de esas bendiciones, y que era en obediencia a la Palabra que las consiguió.

Se olvida también que Cristo, después de ser bautizado con el Espíritu Santo, fue tentado del diablo en el mismo sentido de hinchamiento por la grandeza de su vocación. Se olvida que Cristo no apeló a que era Hijo de Dios, ni a que era bautizado con el Espíritu Santo, ni que «Dios me dijo», ni que «El Espíritu Santo me manda», sino en cada tentación su única y suficiente respuesta era:

ESCRITO ESTA,

y con la Palabra escrita hizo que el diablo se retirara de Él dejándole victorioso.

Ahora, exactamente cómo los hermanos del rico rechazarán a Moisés y los Profetas, no porque no son verdad y de autoridad suficiente, sino por la mala índole de ellos, así en un caso como éste es la mala índole que le hace rechazar la Palabra. La Palabra le limita, le corta, le enseña la humildad y la obediencia a autoridades constituidas; y este tal no quiere someterse porque no es humilde. El resultado es que esta clase de personas son llevadas a doctrinas de demonios, a hipocresía, y muchas veces a una vida de pecado.

Cristo pone muy claramente las bases de una vida santa – (la única manera de escaparse de aquel lugar de tormento) – Moisés y los Profetas – La Palabra de Dios – Escrito está.

En vano los pretendidos científicos hablen de la verdad, la verdad para escaparse de la Palabra. Todo lo que es verdad cuadra con ese Libro.

En vano los hinchados digan «Dios me dijo», «El Espíritu Santo dice», si no es conforme a este Libro. Todo lo que el Espíritu Santo dice cuadrará perfectamente con todo lo que Dios por el Espíritu Santo ha dejado escrito.

La resistencia y esquivez para con la Palabra de Dios es una manifestación de un mal corazón – no de superioridad en sabiduría ni en santidad.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              

Entradas relacionadas

El predicador en el altar – Por Jorge Rojas Dinamarca

septiembre 19, 2024

El Espíritu Santo – Por Mamerto Mancilla Tapia

septiembre 1, 2024

Credo de los Apóstoles – Por Luis Aravena San Juan

agosto 27, 2024

Categorías