Por Daniel Antilef Valdebenito*
Sr. Director,
Chile es un país que en su momento contaba con 18% de evangélicos, ¿buenos o malos? no soy quien para catalogarlos. Lo cierto es que desde varios años hasta esta fecha, se ha venido ridiculizando el cristianismo y en especial el evangelio por diferentes medios, especialmente a aquellos evangélicos que se han dedicado públicamente a ridiculizar la fe y a predicar otra totalmente diferente. Tenemos al pastor Soto, que se levantaba como talibán en contra de un grupo minoritario, o Cid que luego de hacer llover oro e ir al tercer cielo, no tenía lo suficiente para pagar el arriendo de su templo y que terminó preso por abusos. El Obispo Durán que se convirtió en el bufón de los medios por su codicia desmedida y su descriterio para administrar la «Iglesia evangélica mas grande de Chile».
Gracias a todos ellos y a las campañas incansables por desprestigiar los valores cristianos, el evangélico goza de poca credibilidad. Pero mas triste sería que el evangelio gozara de poca credibilidad en nuestro entorno, en los que nos ven día a día, en la oficina, en la universidad, en el barrio. Si no hemos sido esa luz que Jesús quería que fuésemos, somos todos culpables de haber escondido esa luz y dejar que la tiniebla se expandiera como consecuencia lógica.
Si se sigue dando esa tendencia, pasará lo que pasa en países de Europa o incluso aquí en Nueva Zelanda, donde hay templos majestuosos, tremendas obras de arquitectura, que hoy son museos, restaurantes, bares, incluso discotecas y donde reales iglesias (los hermanos, las personas), deben arrendar lugares como un templo para reunirse.
Si este movimiento, «Chile despertó», sirve de algo, sea para despertarnos, para buscar el rostro de Dios, para que podamos ser una influencia real en nuestro entorno y no esconder nuestra fe o desprestigiarla con nuestros actos nefastos. Para parar de construir grandes templos con los diezmos de los hermanos, templos que con el tiempo se convertirán en elefantes blancos y mas bien construir una cultura de unidad, un pueblo que vive su creencia desde los principios mas fundamentales de la fe, la esperanza y el amor.
*Ingeniero, colaborador de PP. Actualmente reside en Nueva Zelanda.