Comprometidos con el Espíritu y la sociedad – Entrevista a los pastores de La Viña San Bernardo

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Nota introductoria

Entrevista a Andrea Vallette y Javier Menéndez, pastores de la iglesia La Viña San Bernardo. A través de esta conversación, nos contarán cómo hace tres años comenzaron a gestar lo que hoy es la Fundación Viña San Bernardo y cómo proyectan el quehacer de su iglesia para que se comprometa tanto con una vida espiritual genuina, como con un compromiso social profundo.

Daniela Soto Vergara

Entrevista

Daniela: ¿En qué consiste la Fundación Viña San Bernardo y cómo surgió la iniciativa de formarla?

Andrea: Nosotros somos Viña San Bernardo desde el año 2007, salimos de la Viña de Las Condes a plantar la Viña en San Bernardo en octubre, 10 años atrás. Desde sus inicios siempre el Señor nos ha inquietado con lo social. Cuando éramos parte de La Viña Las Condes, yo en lo personal estaba a cargo del ministerio de misericordia y siempre me movió las familias que estaban en necesidad, la gente en condición de calle, cuando había estas catástrofes de invierno, incendios, etc., hacíamos operativos de invierno para dar sopa, repartir calcetines y entonces cuando partimos acá en nuestra iglesia La Viña San Bernardo, desde el comienzo hicimos cosas como esas, atendimos a gente en situación de calle, muchas veces salimos a repartir sopita, colaboramos con algún vecino de cualquier población que tuvo un incendio, se le quemó la casa, fuimos en ayuda tratando de socorrer a las personas.

Entonces, fue algo que se fue gestando de a poco y siempre ha estado en el corazón de la iglesia, en mi corazón y en el ADN de nuestra iglesia como algo que es parte del evangelio, como parte de una manifestación genuina del evangelio, que no es solo la adoración o el estudio de la palabra, que no es solo las misiones, sino también el trabajo social como algo vivo, como algo que evidencia tu fe. La fundación surge desde allí, desde siempre, desde que somos Viña San Bernardo. Pero en lo concreto, cuando finalmente hicimos los documentos para la personalidad jurídica de la iglesia, el abogado que nos estaba asesorando nos dijo que era súper prudente pensar también en el desarrollo de una organización que pudiera canalizar el aspecto social que tiene nuestra iglesia, porque se dio cuenta que varias cosas que hacemos tienen un enfoque social. Entonces, empezamos a hacer los trámites a la par de nuestra personalidad jurídica para la iglesia, junto con lo de la fundación, entonces a fines del 2014, estuvo tanto la personalidad jurídica de la iglesia como la de la fundación. Somos Fundación Viña San Bernardo desde diciembre del 2014.

D: ¿Nos podrías contar en qué áreas trabaja la fundación?

A: Lo primero que hicimos al inicio fue definir qué es lo que somos, por qué somos y para qué somos, y una de las cosas que definimos desde un comienzo como nuestro lema es felicidad, fe y esperanza, esas son en breve el resumen de  nuestra visión, porque queremos ser un aporte, una ayuda, una respuesta a las necesidades sociales de nuestra comunidad trayendo a las personas de nuestro entorno más felicidad, más fe, más esperanza. Entonces, en torno a esa declaración de propósito, hemos estimado qué es lo vamos a hacer, no es que nos dediquemos a los abuelitos o a los niños, en realidad lo que queremos hacer es una respuesta, responder a la contingencia social, entonces si es un terremoto, queremos ayudar en el terremoto, si es que hay un incendio, en el incendio, si es que son niños desescolarizados, eso. Queremos ser un recurso para nuestro gobierno local. Que la gobernación, que la municipalidad conozcan a nuestra fundación como un lugar al que puede recurrir.

Te comento por ejemplo: me acaba de llamar esta tarde la directora de la corporación de educación municipal pidiéndome si podríamos derivar a un grupo de haitianos para el censo del 19 de abril porque en una entrevista que tuve en la gobernación unos meses atrás, surgió la idea de que podrían censar haitianos a haitianos para que no se ocultaran los resultados, porque típicamente a un inmigrante le tocas la puerta y te dice aquí viven 3 personas, pero en realidad viven 15, por el temor de que vayan a vincular su estado migratorio con el censo.

Bueno, ese es un ejemplo de por qué tratamos de responder a una necesidad que es la actual y lo que hemos sentido de Dios este último tiempo han sido dos grandes áreas, una que tiene que ver con los niños y la falta de esperanza en su futuro, la falta de motivación de que para ellos también existen posibilidades de salir de la pobreza, de la escasez, de drogadicción, de la violencia, de este mundo limitado que está rodeado a la vulnerabilidad.  Entonces lo primero que hicimos, dedicamos un espacio para desarrollar un  proyecto que tenía que ver con los niños y evitar la deserción escolar en niñitos de 6° y 8° básico. Desarrollamos un programa que se llama Formando Puentes, que tiene que ver justamente con esto, tratar de motivarlos a que a través de los estudios ellos pueden tener esperanza de un futuro mejor. Este programa estamos tratando de restructurarlo para el 2017, para ampliarlo para ir a rescatar a los niños que están desescolarizados. Nos enteramos de que en nuestra provincia hay más de 2000 niños fuera del sistema escolar, entonces  estamos pensando que necesitamos hacer algo para ir a tratar de capturar y cautivar a esos niños de nuevo para traerlos al sistema escolar. Esa es un área, y la otra área que creemos llegó a nuestras manos de parte de Dios fue la llegada de muchos inmigrantes haitianos a San Bernardo en una situación de mucho desamparo, muy solos, muy perdidos, con muy pocos recursos, con muy poca ayuda. A nuestra iglesia llegaron 2 mujeres que habían vivido muchos años en Francia y que tenían una carga social importante y ellas nos presentaron a 4 muchachos haitianos que conocían. A la semana siguiente llegaron 10, a la siguiente 20…de repente teníamos 30 en nuestro culto y sencillamente llegaron y la respuesta fue, “Señor bueno, tú los trajiste, qué tenemos que hacer” y partió entonces toda esta otra rama que tiene que ver con clases de español, porque ellos necesitan saber español para encontrar trabajo y desde ahí pueden ya moverse un poco más solos.

A raíz de estas clases de español, hemos desarrollado otra área que tiene que ver con la inserción social, emocional, inserción laboral de inmigrantes haitianos aquí en la comuna y en otras ciudades del país. Dentro de ese programa tenemos tres áreas. Un área que llamamos “mano solidaria” que se encarga de alimentos, ropero, contención espiritual, contención emocional; un área que se llama “orientación y acogida” que es donde tratamos de ayudarles, darles todo lo que tiene que ver con asesoría legal, asesoría laboral, los representamos frente a la inspección del trabajo si es que tienen algún problema con sus empleadores, les ayudamos a buscar trabajo, les ayudamos a los empleadorFoto entrevista 2es a mantener sus papeles en orden, a que no tengan temor de emplear extranjeros, les ayudamos frente a extranjería a hacer sus trámites; y luego tenemos otra área que vamos a ejecutar también este año, que tiene que ver con la enseñanza del idioma y no sólo del idioma, porque también estamos tratando de introducirlos a la cultura, a las costumbres chilenas, entonces a esa área la llamamos “proyecto de PAE” (Programa de Apresto en idioma Español), pero que también incluye algunas capsulas de apresto en lo laboral, en lo social en lo cultural.


D:
En torno entonces a toda esta actividad que desarrolla la iglesia ¿Qué relación ves entre el compromiso social cristiano y el poder carismático del Espíritu?

A: Mira, ahí, en esta pregunta cae muy bien lo que tiene que ver con algo que siento que Dios me habló este verano. En el mes de Enero participamos con mi esposo en una escuela de entrenamiento de liderazgo joven de nuestras iglesias Viña en San Fernando, sexta región. Los líderes de jóvenes de todo el país vinieron a ese retiro y vino un teólogo sudafricano que es de nuestra denominación, Alexander Venter, a enseñar en esta escuela de líderes, muy interesante todo, el panorama bíblico, precioso… Pero entremedio de todo lo que él iba hablando me quedo muy claro, más claro a mí también que lo que sustenta nuestro quehacer, teológicamente hablando como Viña, es la Teología del Reino. La Teología del Reino incluye un equilibrio del quehacer de la iglesia, lo que mencionaba un poquito al comienzo. Para mí, fue como ponerle un marco teórico a lo que yo venía creyendo y sintiendo toda mi vida. Yo pensé que tenía una sensibilidad social por el que sufre, un don de misericordia y que era eso lo que me movía y movía mi iglesia, invitaba  a los que querían hacerse parte de esto, pero entendí durante este verano, que no solamente es un llamado de Dios particular para mí que tiene que ver con un don especial, que tiene que ver con misericordia, sino que es un llamado de la iglesia en general. Que la iglesia está llamada a equilibrar esta necesidad de la transformación personal.

Son cuatro áreas: la transformación personal que incluye toda la enseñanza de la Palabra que te es entregada, pero que te transforma; es un encuentro más que de salvación, de transformación personal, donde vives lo que has recibido como enseñanza, que la Palabra que aprendes se convierte en vida, que es un agente transformador de tu carácter, de tu persona, de tus objetivos, de tu plan de vida. Entonces, primero es la transformación personal, luego viene… como evangélicos carismáticos creemos potentemente en todo lo que es los encuentros de poder, los milagros, señales y maravillas. Que nuestro quehacer de Reino, de iglesia, tiene que estar lleno de estos encuentros sobrenaturales. En el ámbito número uno yo hablaba del encuentro y transformación personal y estos encuentros de poder: está todo muy ligado con la adoración, algo poderoso respecto de lo vibrante de la adoración. También,  por supuesto, todo esto que tiene que ver con el llevar el evangelio, el hablar del evangelio, llevar el evangelio más allá de tus cuatro paredes en forma de misiones, pero particularmente en la Viña nosotros con esta misión de Reino, del evangelismo como plantación de iglesias. Creemos que la forma más efectiva de hacer misiones y hacer evangelismo es plantar nuevas iglesias. Y luego surge entonces, la última área que para mí fue revolucionaria este verano y es el marco teórico que tengo ahora fresquito para contarles es esto de que la iglesia tiene un rol de transformación social. A la iglesia le ha sido dada una voz para levantarse contra la injusticia, denunciar la falsedad, hablar en favor del que no tiene voz, denunciar la mentira y todo lo que conlleva eso, desde la política hasta lo que estamos haciendo nosotros con los migrantes. Desde educación hasta salud, es transversal, a lo que Dios te lleve. Ahora, no creo que todas las iglesias estén llamadas a ser todas lo mismo, algunas tendrán un llamado a atender migrantes, otros tendrán un llamado a denunciar la políticas públicas, otros tendrán un llamado hacia el aborto, otros tendrán el llamado hacía la gente de calle, otros hacía la gente que vive en mucha marginalidad, hablando de homosexuales o de gente en prostitución. Yo no creo que todos estemos llamados a hacer lo mismo, creo que el Señor ha dado, en la riqueza de su gloria, énfasis y tareas distintas. Entonces, en el contexto de esta transformación social  a la que estamos llamados, siento que a nosotros nos ha tocado ser una voz pionera en nuestra provincia, nuestra comuna a ser un modelo. Nos damos cuenta que estamos haciendo algo que nunca nadie había hecho aquí en Chile. Si bien muchas iglesias están reaccionando a la necesidad de la migración y a atender a los migrantes, nadie ha hecho nada de esto antes en la forma en que se está haciendo y nosotros estamos haciendo algo… ya este es nuestro tercer año y estamos haciendo un modelo de buenas prácticas, estamos compartiendo con el que quiera escucharnos y sentimos que es algo precioso que Dios nos ha dado para hacer.

Javier: En lo personal, yo me convertí en un contexto católico en el cual no existía ninguna referencia al poder carismático del Espíritu, no se hablaba de eso, pero si había un fuerte compromiso social. Cuando llegué a conocer a Jesús y en una iglesia evangélica ahí me encontré con el poder de Espíritu y el mover del Espíritu y avanzando en el tiempo, estando en La Viña también, me empecé a dar cuenta de que por el hecho de ser carismáticos, tradicionalmente la iglesia evangélica se ve por lo menos hacia la prensa, hacia afuera como muy separada de lo que es el quehacer social. Sin embargo, es necesario recordar que aquí en Chile el movimiento carismático pentecostal, se inició más o menos en 1909 con el avivamiento de Valparaíso y en un estrato social bajo, entonces los pastores junto con todo esto del mover Espíritu, tenían que atender necesidades sociales urgentes y eran bastante involucrados, han sido involucrados con su gente en el medio pentecostal. Ahora bien, si uno ve el libro de Los Hechos cuando el Espíritu se derramó sobre la iglesia, sobre los primeros discípulos, vemos que también desde el principio, mano en mano está la ayuda a las viudas, a los pobres, ofrendas para iglesias que habían pasado por ciertas tragedias, uno puede ver eso, esa preocupación en los discípulos. Lo que pasa es que quizás en el último siglo particularmente eso se ha divorciado, por asociarlo  un poco más a ciertas posiciones políticas. Sin embargo, en la Biblia vemos que van mano a mano, por lo tanto no se ve ninguna contradicción, es más, gran parte de la demostración del reino de Dios es la transformación social, transformación del carácter, lo sobrenatural del Reino de Dios y plantar iglesias. O sea, son estos cuatro aspectos que giran en torno al quehacer de la primera iglesia del libro de Los Hechos, por lo tanto nunca están separados.

D: En base a tu respuesta, entiendo entonces que  crees que el llamado de la iglesia es involucrarse más en la comunidad, desde una perspectiva social. Entonces ¿Qué nos podrías decir sobre esta separación que parece existir entre el quehacer social de iglesia y vivir la espiritualidad? ¿Qué experiencia has tenido tú en torno a esa aparente separación?

A: Mira, yo creo que nuestra historia política tiene mucho que ver con eso. La teología social de la iglesia, que estuvo muy en boga en los años de nuestra dictadura, separó a gran parte del pueblo evangélico de la labor social que era más identificada con lo católico, yo creo que desde ese punto de vista hay una explicación de por qué lo social está como reservado para los católicos y los evangélicos se dedicaban al culto, a la adoración, al evangelismo, cosas por el estilo. Pero también, vemos que en transcurso de la historia, los mismos católicos se han alejado de esta misma tendencia, de esta teología social, hacia una teología un poco más bíblica, porque este movimiento de reacción social era muy socialista por así decirlo, y no tan cristiano. Yo creo que el modelo es algo más bien centrado en la Biblia y tenemos que seguir el ejemplo de la Biblia y tenemos que recuperar el terreno que cedimos sin darnos cuenta. Socialmente hemos vivido muchas transformaciones, muchos dolores como país, pero hay un soplo del Espíritu en este tiempo que nos está llevando a movernos en esta área y no quedarnos en nuestras 4 paredes, no conformarnos con hacer un hermoso culto, no conformarnos con que estamos bien y calentitos y más gorditos y más alimentados de la Palabra. Todo eso es bueno, todas son cosas buenas, pero el evangelio también incluye el alimentar a los pobres. Si miramos los evangelios, lo que Jesús hizo en la tierra, gran parte de su mensaje, gran parte del tiempo que invertía, lo invirtió con gente necesitada, con gente que sufría, con gente en dolor, con gente pobre, con gente marginada. Yo  no tengo un número comparativo para decirte cuantos sermones predicó v/s a cuántos sanó y a cuantos ayudó, pero una lectura rápida de los evangelios, te puede decir que gran parte de su tiempo estaba invertido con el que sufre, con el que no tiene, con el desamparado, con el que está en carencia de cualquier tipo. Entonces, como nuestra misión es ser como Jesús, cae de cajón para mi gusto el que tengamos que involucrarnos en las obras que hacía Jesús.

J: Yo creo un poco que por temor en América Latina, en los años 70, se asoció mucho la iglesia preocupada de lo social hacia al catolicismo más de izquierda y hacia la Teología de la Liberación, dentro del movimiento evangélico. Pareciera que las iglesias de teologías más conservadoras quisieron desmarcarse de eso y en ese desmarcarse como que un poco se dejó de lado. Entonces, al parecer es una cosa… no podría decir ficticia, pero si más bien de no querer verse involucrado en lo social. Históricamente también, los grandes avivamientos, principalmente el metodista fue acompañado por un fuerte mover de acción social, entonces no hay separación ni histórica ni bíblica. Al parecer, creo que nosotros estamos llamados a levantar eso también, es parte de lo que tenemos que hacer como iglesia. No es lo uno o lo otro, son las dos cosas.

D: Para terminar, según tu apreciación ¿Qué necesitamos los cristianos para ser una respuesta eficaz a los problemas de nuestra sociedad actual?

A: yo creo que los cristianos estamos llamados a ser como Jesús,  y mirar a Jesús, creerle a Jesús, seguir su ejemplo es el camino para poder ser mejores cristianos. Ser cristianos más genuinos, más auténticos, ser personas que seamos más conocidas por lo que hacemos, que por lo que predicamos, ser gente conocida más que por nuestra teología, por el amor, por como amamos. Gente que tenga como alta prioridad lo que era prioritario para Jesús, que eran las buenas nuevas de liberación, de gracia, de perdón, de reconciliación. No tanto de las prohibiciones, de las restricciones, de las limitaciones que me impone la religión,  sino de la libertad que trae el evangelio. Yo estoy convencida de que el evangelio es más libertad, que significa todas las bendiciones que el padre tiene para nosotros en el cielo. El desarrollo de todos los sueños que él trae a tu corazón para desarrollar, de cosas imposibles, verlas como posibles, de ver milagros y de intervención sobrenatural donde hay puertas cerradas, donde todo está perdido, allí, ver a Cristo moverse y ejecutar milagros. Entonces, yo creo que tenemos como cristianos el desafío de involucrarnos con lo sobrenatural, involucrarnos con las obras del Reino, parecernos más a Jesús para ser de mayor y mejor impacto para nuestra sociedad. Nos van a creer más, cuando hacemos que cuando predicamos. Nos van a preguntar y ¿por qué ustedes hacen eso? ¿Qué te motiva a hacer esto que estás haciendo? La respuesta es simple para  mí: Jesús me amó tanto, murió por mí, perdonó todos mis pecados… esta es una respuesta de amor a lo que él hizo por mí. Hacerlo por otro que está necesitado y desamparado, porque él me recogió cuando yo estaba sola y desamparada.

 

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