El evangelio radical de Martin Luther King – Por Osagyefo Sekou

Marcha en Washington por trabajos y libertad, agosto 28, 1963, con el Rev. Martin Luther King Jr. y Robert W. Kelley al centro. Tomada de Time & Life Pictures/Getty Images

Por Osagyefo Uhuru Sekou*

Martin Luther King Jr. es ubicuo. Un día festivo federal, un monumento y un sinnúmero de escuelas y calles que llevan su nombre, han cimentado su presencia en el paisaje cultural de los Estados Unidos. Tanto liberales como conservadores se apropian del lenguaje de King para adornar sus armarios políticos y sostener sus construcciones ideológicas.

Mientras que la representación popular de King es la de un líder del activismo por los derechos civiles que ahora goza de una aceptación transversal en el discurso público americano, sus posicionamientos políticos radicales y su dura crítica a las aventuras imperiales de Estados Unidos han sido suavizadas. El verdadero King estaba comprometido con una visión socialista democrática que germinó desde sus raíces en la iglesia negra. Específicamente, hay tres pilares del evangelio radical de Martin Luther King Jr. que no debemos permitir que los recuerdos de día festivo blanqueen: socialismo democrático, anti-imperialismo transnacional y cristianismo negro profético.

Socialismo Democrático

Los sentimientos anti-capitalistas de King comenzaron cuando, siendo un niño, vio las filas de pan durante la Gran Depresión y le preguntó a sus padres sobre el pobre y el hambriento. “Puedo ver los efectos de esta experiencia de mi niñez temprana en mis sentimientos anti-capitalistas actuales”, recordaba en papel durante sus días de estudiante de teología en 1950. De acuerdo a Coretta Scott King, el hombre con quien se casaría era el primer negro que había conocido que era un socialista democrático. En una carta de amor de julio de 1952, el herido King puso al descubierto su corazón socialista. Del capitalismo, dijo que “fallaba en ver sus relativos méritos” y creía que había “sobrevivido a su utilidad”. Hizo una sorprendente confesión: “Soy más socialista que capitalista en mi teoría económica”. Para King, el capitalismo era “un sistema que toma necesidades de las masas para darle lujos a las clases”. Aunque él notó que estaba amargamente “opuesto a la estructura metafísica del comunismo, así como del marxismo”, aprendió a través de su lectura de Marx “que la religión puede muy fácilmente volverse una herramienta de la clase media para mantener oprimido al proletariado. Muy seguido la iglesia habló del bien futuro por allá, olvidándose totalmente del mal presente por acá”. En su carta de amor, King dijo “bienvenido el día” en que hubiera una “nacionalización de la industria” – una medida socialista. A la vez que su perfil público floreció, King dejó de ser tan abierto con sus tendencias socialistas en sus conferencias públicas.

Habiendo atendido a la inauguración del presidente socialista Kwame Nkrumah en Ghana en 1960, King continuó siendo un observador entusiasta de los movimientos revolucionarios alrededor del mundo. El connotado marxista anti-imperialista C.L.R. James recordaba que King fue claro en decir que estaba de acuerdo con su análisis marxista durante una reunión de 1964 en Londres. King, de acuerdo a James, aceptaba la crítica del capitalismo de Marx, pero no lo decía públicamente por la histeria anti-comunista en los Estados Unidos. Michael Harrington, autor de la agenda política de la Poor People’s Campaign – el esfuerzo de King y la Southern Christian Leadership Conference de manifestarse por la justicia económica en 1968 – y eventual fundador de los Democratic Socialists of America, creía que King era cuidadoso en sus pronunciamientos públicos porque, de no serlo, podía apartar a los liberales y quizás confundir a sus seguidores.

Sin embargo, en 1966, en una reunión de planificación, comprendió que la Poor People´s Campaign asumió una crítica más radical del capitalismo y reafirmó su compromiso con la escatología socialista democrática: “Esto quiere decir que estamos avanzando por aguas turbias, porque significa que estamos diciendo que algo está mal… con el capitalismo… Debe haber una mejor distribución de la riqueza y, quizás, América debe avanzar hacia un socialismo democrático”. Públicamente, King expresaba su socialismo democrático en el lenguaje de la igualdad económica y en su asociación con la izquierda del movimiento obrero estadounidense.

Este rasgo clave del evangelio se evidencia en la relación de King con el movimiento obrero. Continuamente, King conecta su llamado como pastor con el evangelio de la justicia económica. King pasó tiempo en los piquetes de las huelgas y sus discursos a los sindicatos probaron ser tierra fértil para la teología de izquierda. En “All Labor Has Dignitiy”, Michael K. Honey señala que “las asociaciones de King con los sindicatos lo ayudaron a desarrollar un experimento en la solidaridad de derechos laborales y civiles que duró hasta su muerte”. Las presentaciones de King en las salas de los sindicatos estaban llenos de referencias a la justicia económica. De hecho, él mismo se consideraba parte del sindicato local 1199 de la ciudad de Nueva York. Al retornar de aceptar el Premio Novel de la Paz en 1964, King se unió a mujeres negras en huelga en la fábrica de lápices Scripto y ayudó a negociar un acuerdo. Constantemente trabajaba con sindicatos para asegurar derechos económicos.

King estaba intentando usar los sindicatos “para redimir el alma de una nación”. Un paso en el camino a la redención era el establecimiento de un sueldo mínimo – una propuesta insigne en la agenda socialista. En su último libro “Where Do We Go From Here: Chaos or Community” King escribe, “Ahora estoy convencido de que el acercamiento más simple probará ser el más efectivo – la solución para la pobreza es abolirla directamente a través de una medida ahora ampliamente discutida: el sueldo mínimo”. Al proveer de permanentes recursos económicos a los individuos, los Estados Unidos podrían ser una nación más justa conforme a la lectura crítica de King de las escrituras y la sociedad.

Una década más tarde, King volvió a la pregunta del comunismo. En su sermón del 30 de septiembre de 1962 “¿Puede un cristiano ser Comunista?” en la Ebenezer Baptist Church, deja claro que el cristianismo no puede ser reconciliado con el comunismo, pero al mismo tiempo acoge la crítica al lucro hecha por Marx. El comunismo ofrece “un correctivo necesario para un cristianismo que ha sido demasiado pasivo y una democracia que ha sido demasiado inerte”, nos indica King. Pasó a plantear la problemática de la desigualdad en la riqueza – “Una décima parte del 1 por ciento de la población de esta nación controla casi el 50 por ciento de la riqueza, y no me preocupa decir que algo está mal”. En este sermón,  tal como en la carta que envió a su amada, King marca una clara distinción entre ser un comunista y un cristiano mientras defiende una fundada critica marxista del capitalismo, que tuvo una larga historia en el cristianismo socialista.

En su último discurso del 3 de abril de 1968, King brindó una interesante exegesis en relación a la justicia económica. El sindicato American Federation of State, County and Municipal Employees estaba enfrascado en una intensa batalla con el gobierno de Memphis, Tennessee, a favor de los trabajadores de limpieza cuyas condiciones de trabajo subhumanas habían cobrado dos vidas. King usó la parábola bíblica del Buen Samaritano – interpretando a los trabajadores de limpieza negros como el viajero herido salvado por el héroe que da nombre a la historia. Hizo un llamado a la audiencia a arriesgar sus medios de subsistencia y a estar de pie con los trabajadores de limpieza a través de la participación en un boicot económico. Exhortó a la congregación para que fuera a las “industrias masivas” y dijeran: “Dios nos ha enviado aquí para decirles que no están tratando bien a sus hijos”. En el evangelio de King, los trabajadores de limpieza abusados y los negros pobres que experimentan la discriminación social y la carencia económica, son esenciales en la visión de Dios para redimir al mundo.

Anti-Imperialismo

La visión radical de la justicia de King también lo dirigió a criticar las ambiciones imperiales de Estados Unidos en el extranjero, especialmente en relación a la guerra de Vietnam. De hecho, ligó el fervor anti-comunista sobre los asuntos económicos domésticos con nuestros inmorales emprendimientos militares al otro lado del océano.

Hizo claro este correlato durante un discurso que entregó el 23 de febrero de 1968 en el Carnegie Hall en la ciudad de Nueva York, durante una conmemoración en honor del centenario de W.E.B DuBois. La reverencia que King mostró por DuBois – un autor anti-imperialista educado en Harvard que se trasladó al experimento socialista de Nkrumah en África – vislumbra el entendimiento que King tenía de la recepción del socialismo y el comunismo en los Estados Unidos. DuBois, de acuerdo a King, “era un genio y eligió ser comunista. Nuestro anti-comunismo irracional y obsesivo nos ha llevado a muchos cenagales como para retenerlo a modo de pensamiento científico”. Las palabras de King sobre DuBois demuestran el nivel de histeria asociado al comunismo, una etiqueta que obstinó a DuBois y a King durante todas sus vidas públicas. Esto verifica la vacilación de King de ser a veces más franco sobre su inclinación socialista. Ligando su trabajo anti-guerra con el de DuBois, King luego comenta que el espíritu del anti-comunismo había llevado a los Estados Unidos al lamentable conflicto en Vietnam.

Un año antes de su discurso en Carnegie Hall, el 4 de abril de 1967, en la Riverside Church, King habló fuerte contra la guerra de Vietnam. Atestiguó sobre su llamado como ministro del evangelio, rompió el engaño de sus propios silencios e “hizo un llamado a favor de un abandono radical de la destrucción de Vietnam”. Su oposición a la guerra de Vietnam estaba fundada en su entendimiento de la narrativa bíblica. Hablando “como hijo de Dios y hermano con el pobre sufriente de Vietnam”, King estaba obligado a desafiar el acuerdo de Estados Unidos en el sureste de Asia. Notando que el evangelio era tanto para capitalistas como para comunistas, la guerra de Vietnam era enemiga del pobre y, por lo tanto, debía ser condenada.

King entendió la lucha por la libertad afro-americana como parte de una revolución mundial que Estados Unidos estaba arriesgando pasar por alto. En su último discurso en el Mason Temple Church of God In Christ, la noche previa a ser asesinado, King indicó, “algo está pasando en nuestro mundo. Las masas de gente se están levantando. Y en todo lugar donde están reunidas hoy – ya sea que estén en Johannesburgo, Sudáfrica; Nairobi, Kenia; Accra, Ghana; la ciudad de Nueva York; Atlanta, Georgia; Jackson, Mississippi; o Memphis, Tennessee – el llanto es siempre el mismo: ‘Queremos ser libres’”. Aunque su preocupación inmediata era dirigirse a la difícil situación de los trabajadores de limpieza de Memphis, vio la lucha local como parte de una más grande lucha anti-colonial a través del mundo.

Cristianismo Negro Profético

El radicalismo de King fue más allá de los asuntos económicos e internacionales y se dirigió a las practicas del propio cristianismo. Para King, el kerigma o corazón de la iglesia negra, a grandes rasgos, comienza con la humanidad de la gente negra y su búsqueda por la justicia en este mundo. En el contexto de América y su opresión contra la gente de color, tanto en casa como afuera, la reivindicación negra de su humanidad no puede ayudar siendo una iniciativa de la centro izquierda. La protesta social del cristianismo negro era el manantial del cristianismo de King y reformó completamente la narrativa cristiana y su auto-entendimiento.

El evangelio de King afirmaba la resistencia negra como una forma de dignidad humana y rechazaba formas de cristianismo que favorecieran la paz sin justicia y la complacencia frente a la inmoralidad. En su “Carta desde la Cárcel de Birmingham” advirtió al clero moderado de que a menos que “recapturaran el espíritu sacrificial de la primera iglesia, esta perderá su autenticidad”. King se inspira profundamente en el evangelio cristiano social, que emerge desde la historia del sufrimiento negro en los Estados Unidos. Aunque se volvió el más famoso, no fue más que uno entre un gran grupo de testigos cristianos socialistas negros, que incluye al Rev. George Washington Woodbey, el Rev. Richard Euell y el Rev. George Slater Jr.

Durante las celebraciones del 50° aniversario de la Marcha en Washington, King fue comparado con las figuras formativas de la democracia americana como Thomas Jefferson y Abraham Lincoln. Incluso su monumento está sentado en diálogo con aquellos grandes iconos democráticos. Pero su proyecto merece ser mantenido en el mismo aliento que el hombre que le dio su nombre, Martin Lutero. Como las 95 tesis de Lutero, el evangelio de Martin Luther King Jr. demanda una reforma del cristianismo. Su ministerio publico se asienta en el centro de una visión revolucionaria del socialismo democrático cristiano – redefiniendo nuestra comprensión del trabajo de la iglesia y el cristianismo.

*Pastor pentecostal, académico en residencia en el proyecto Martin Luther King Papers en Stanford University.  Ha estado en terreno por varios años en Ferguson, oganizó la Fellowship of Reconciliation.

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Originalmente publicado en Al Jazeera América, 2014. Traducción de Matías Aránguiz Kahn

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