Era 1943 y la Fundación Rockefeller de Estados Unidos se comenzó a involucrar en la salud pública chilena. A través de proyectos académicos e influencia en universidades se hacía un espacio en el cuidado materno-infantil. Sin embargo, la mano norteamericana comienza a tener estragos concretos en los chilenos a partir de la década del 60’, en dónde la llegada de la pastilla anticonceptiva y el renacimiento del pensamiento malthusiano se hacen notar en la natalidad de Chile.
Al finalizar su doctorado en historia, Javier Castro Arcos coronó su tesis con nota máxima y con la publicación del libro en el cual estuvo trabajando todo ese tiempo “Guerra en el vientre: malthusianismo y control de la natalidad en Chile, 1960-1970”. Este libro es la culminación de una extensa investigación ligada al brusco cambio demográfico que experimentó Chile a partir de los años sesenta, y de cómo la iglesia evangélica fue parte de este suceso.
El malthusianismo es una corriente de pensamiento vinculada a la idea de que la creciente población presiona en contra de los escasos recursos, esto quiere decir que la población tiende a crecer más allá de los medios de subsistencia. Este postulado nace a partir del pastor anglicano Robert Malthus, quien con su idea revolucionó los avances biológicos de su era, y le dio a la demografía una mirada más económica.
El doctor en historia venía ya trabajando un tiempo en la relaciones internacionales de Chile durante la Guerra Fría, pero tomó la decisión de hacer una investigación más sociocultural que institucional, llegando así a focalizarse en la construcción de una radiografía de la salud pública chilena y de los propulsores que provocaron este cambio histórico-demográfico.
En la década de los 60 la pastilla anticonceptiva se vuelve un boom mundial, provocando de esta forma un renacimiento de las ideas malthusianas y dándole énfasis al concepto de contra natalidad en Chile. A su vez, este suceso trajo consigo una celeridad en la revolución sexual y en la cultura juvenil, cambiando de por sí la percepción del concepto de familia.
Castro es miembro de Reforma Chile, director del centro de estudios OIKONOMOS, y recientemente nombrado como el nuevo director de la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos (ONAR). Siempre ha estado muy relacionado con instituciones ligadas a su fe cristiana y al servicio social, por lo que en lo académico era de esperarse que la iglesia también fuera parte de sus investigaciones.
Los Wyker era una matrimonio de pastores protestantes, participantes de la Church World Service, y fieles en la difusión del birthcontrol. En el año 1963 la señora Wyker se encontraba en Chile para la capacitación a las líderes rurales locales en distribución de pastillas anticonceptivas, todo esto para una batalla contra la explosión demográfica del Tercer Mundo.
De la misma forma en que lo hacían los Wyker, los misioneros norteamericanos enviados por la fundación Parthfinder (fundación concentrada en la divulgación de material anticonceptivo para países que no tenían control de natalidad) comenzaron a cumplir un rol tan importante como divulgadores (y prácticamente embajadores de Estados Unidos), ya que ellos eran los que visitaban los pueblos del sur de Chile regalando pastillas a la mayor cantidad de mujeres, cumpliendo así con el objetivo de dominación de parte del país anglosajón, tan clásico del contexto universal que se estaba viviendo, la Guerra Fría.
¿Pero por qué la iglesia se vuelve un ente tan importante en la divulgación de este cambio cultural e histórico?, ¿Por qué la iglesia evangélica protestante se vuelve tan clave en el control de la natalidad chilena?
El involucramiento en la difusión de los métodos anticonceptivos de parte de las iglesias históricas fue que “Desde la década del treinta, múltiples organizaciones protestantes(…), habían emitido pronunciamientos de su apertura a la planificación familiar por medios que no fuesen la abstinencia, argumentando que el verdadero matrimonio y la paternidad son vistos al mismo tiempo como parte del reino de la libertad cristiana. Esto significa estar libre de la sensualidad y el egoísmo, que esclaviza. Pero también significa una considerable libertad de elección, cuando los motivos son correctos, en lo que respecta al mutuo consentimiento de medios aceptables y no perjudiciales para evitar o aplazar la concepción”. En cambio la iglesia pentecostal no se vio relacionada con el birthcontrol por su postura distinta con respecto a esto último, ya que “El pentecostalismo latinoamericano frente a preguntas modernas como el control de la natalidad, son enunciadas en términos puritanos tradicionales, arraigados a una entrega de la reproducción a la voluntad soberana del Creador.”