La herencia presbiteriana del pentecostalismo penquista y porqué se debe recuperar – Por Eric Martínez Bustos

morankoppmann

Es bien conocido que el pentecostalismo chileno tiene como su principal origen el metodismo wesleyano, porque fue desde las iglesias metodistas de Santiago y la de Valparaíso que surgió con más fuerza. Sin embargo, a veces no se conoce lo suficiente que en el caso de Concepción, el grupo que dio origen al pentecostalismo ahí fue de origen presbiteriano. En las líneas que siguen haré un esbozo de esta historia para luego argumentar porqué el pentecostalismo penquista debe recuperar su herencia presbiteriana.

La iglesia Presbiteriana de Concepción, según J. H. McLean, tuvo un primer intento de fundación en 1874 de la mano de los hermanos Roberto y Eneas Mac-Lean. Si bien la obra avanzó, sería el reverendo Samuel W. Curtis, quien llega a Concepción en 1875, el que cimentaría el presbiterianismo en Concepción (McLean, 1932). Al 18 de enero de 1885 el informe de membresía sitúa a la Iglesia Presbiteriana de Concepción como la segunda más grande del país, con un total de 41 miembros (McLean, 1932, p. 49).

Luego en 1896, llega un nuevo pastor a dicha iglesia, el pastor Tulio Morán (Marquez Ochoa & Forcael Duran, 2021, pág. 21), habiéndose licenciado recientemente junto a Enrique Koppmann, laico que sería clave en la conformación y consolidación del movimiento. Hacia inicios del año 1900, McLean expresa lo siguiente sobre el presbiterianismo penquista: “La iglesia de Concepción tan abundante en tradiciones de honor, ha sido una lumbrera la capital del Sur, por más de medio siglo, y sus destellos de luz resplandecen por toda la vecindad” (McLean, 1932, p. 69).

Esta cita es de especial interés, porque en tan solo una década, parte de la misma membresía saldría de la Iglesia Presbiteriana para formar la Iglesia Independiente de Concepción, la cual posteriormente, se uniría al movimiento pentecostal. Además, durante este periodo el pastor gobernante de la iglesia era precisamente Tulio Morán.

Así como la Iglesia Presbiteriana de Concepción fue una lumbrera que expandió su luz en toda la zona, una vez unida al pentecostalismo, prosiguió en la misma línea. Como se ha dicho, el pastor de esta iglesia durante el periodo mencionado era Morán, y sobre el mismo tenemos el siguiente testimonio personal, plasmado en una carta abierta al misionero Roberto Speer: “En los primeros años de mi pastorado en esta ciudad, acostumbraba hacer viajes semanales como evangelista, siendo el instrumento de Dios para fundar las iglesias de Traiguén y Los Sauces… últimamente he hecho visitas semanales a Penco y a Chiguayante, formando pequeñas congregaciones en ambos lugares” (Marquez Ochoa & Forcael Duran, 2021, p. 36). Esto da cuenta del gran interés de Morán y también de Koppmann en la evangelización, interés previo a su compromiso con el movimiento pentecostal.

Es esta congregación, dirigida por su pastor, la que sale de la Iglesia Presbiteriana de Concepción, para formar la Iglesia Evangélica Independiente de Concepción, la que era muy afín a la también naciente Iglesia Pentecostal de Hoover. Este hecho ocurre en febrero de 1910, cuando unos 30 o 40 hermanos y hermanas, junto a su pastor, oficializan esta nueva congregación, que llevaba operando desde agosto de 1909 (Koppmann, La Iglesia Independiente, 1910, p. 7). En esta fecha de febrero de 1910, se celebra una reunión del Consistorio, en la que es confirmada la autoridad eclesiástica del pastor Tulio Morán, que había sido suspendido por el Presbiterio.

Márquez y Forcael comentan que el pastor Morán formó una comisión llamada “Comisión de evangelización itinerante” la que fue “compuesta por voluntarios que efectuaban cultos semanales en las ciudades vecinas y reunían fondos para cancelar, principalmente, los costos de arrendamiento de inmuebles para culto” (Marquez Ochoa & Forcael Duran, 2021, p. 90). Se puede ver que el ímpetu evangelístico que más tarde caracterizaría a la Iglesia Pentecostal de Concepción no es, necesariamente, originario del pentecostalismo, sino que puede rastrearse hasta su origen presbiteriano. El énfasis evangelizador no es propio del pentecostalismo, sino que pertenece al Cuerpo de Cristo en general.

Debido a la enfermedad del pastor Morán, un cuerpo de ancianos gobernó a la iglesia (Marquez Ochoa & Forcael Duran, 2021, p. 58). En noviembre de 1910, en el primer número de la Revista Chile Pentecostal, de iniciativa del hermano Koppmann, se informa que la Iglesia Evangélica Independiente de Concepción, lleva alrededor de tres semanas con cultos públicos. Nuevamente, se puede observar aquí al Consistorio dirigir esta congregación (Koppmann, Crónica, 1910).

Hacia finales de 1910, el rev. Hoover envía, finalmente, un pastor para esta congregación, el pastor Ceferino Arancibia, quien, junto a su esposa, la hermana Natalia Molina, continuarían la labor iniciada por el pastor Tulio Morán. En la Revista El Chile Pentecostal, Numero 5, del año 1911, se informa que “El Domingo 1° de Enero el Consistorio de la Iglesia Independiente hizo traspaso de la dirección de la congregación al hermano Ceferino Arancibia en la hora de la Escuela Dominical, pasando a constituir, desde el primer día del año, la Iglesia Pentecostal de Concepción” (Koppmann, Iglesia Pentecostal de Concepción, 1911). Arancibia daría forma a la nueva iglesia según los estándares metodistas de Hoover, sin embargo, su ministerio duraría tan solo cuatro años, pues debido a su enfermedad, fallece al poco tiempo.

En su reemplazo, es enviado el pastor Daniel Venegas, quien, debido a su abnegada labor, otorga un gran impulso a la obra pentecostal penquista (Marquez Ochoa & Forcael Duran, 2021, pág. 91). Se indica que en la década de 1940, la iglesia de Concepción había formado una impresionante cantidad de circuitos aledaños mediante sus esfuerzos evangelísticos, los cuales comprenden 5 cultos en Concepción, además de “las obras en Schwager y Villa Mora (Coronel), Lota, Arauco, Carampangue, Ramadilla, Curanilahue, Cañete, Pichillenquehue, Lebu, Cosmito, Penco, Lirquen, Tomé, Dichato, Chiguayante, Hualqui, Unihue, Talcamavida, San Rosendo, Laja, Diuquin, Rio Claro, Yumbel Viejo, Yumbel nuevo, Curaco, Guarilihue, Buchupurén, Cocholgue” (Marquez Ochoa & Forcael Duran, 2021, pág. 91). Muchas de estas “obras” a día de hoy son pastorados pertenecientes de la Iglesia Evangélica Pentecostal.

Al considerar este explosivo crecimiento, podría pensarse que es producto, únicamente, de la efervescencia pentecostal, o bien, del gran compromiso evangelístico del pastor Venegas. Sin embargo, no hemos de olvidar que la iglesia, desde su inicio presbiteriano, poseía este espíritu evangelístico de la mano de su primer pastor, Tulio Morán. Como ya se ha mostrado, la Iglesia Evangélica Pentecostal de Concepción fue y ha sido sumamente importante en la expansión del pentecostalismo en toda la zona penquista, es más, en toda la zona del Biobío. Cabe preguntarse, nuevamente, si esto es producto solo de lo pentecostal, ¿o es más bien el pentecostalismo un catalizador para ese elemento que ya estaba presente en ella? Parece más justo indicar que lo segundo es más correcto que lo primero.

La herencia presbiteriana se hace sentir en el naciente movimiento, incluso en su himnología, del cual hermano Koppmann es precursor, pues es en su imprenta donde se procede a crear el primer himnario de uso congregacional en Concepción. Si bien el movimiento pentecostal chileno es mayoritariamente de raigambre metodista, es claro que no solo el metodismo dio a luz al movimiento pentecostal, sino que en Concepción el panorama es distinto. Se debe reconocer, igualmente, que de alguna manera, la usanza metodista de Hoover reduce, o intenta reducir, la herencia presbiteriana del movimiento en Concepción. Esto se puede observar desde el momento de la llegada del pastor Arancibia, quien de forma inmediata implanta el modelo metodista, se conforman los grupos internos de la iglesia, los cuales se una manera u otra, moldean la iglesia de Concepción (Koppmann, Iglesia Pentecostal de Concepción, 1911).

Esta situación nos plantea varias interrogantes: ¿por qué el pentecostalismo metodista, hooveriano, intenta borrar la herencia presbiteriana de Concepción? Haya sido consciente o no, se observa un intento de aquello. La pregunta que queda es saber si realmente lo logró. Es interesante notar que en el libro Historia del avivamiento, origen y desarrollo de la Iglesia Evangélica Pentecostal, en la sección que narra la historia de la iglesia en Concepción no haya siquiera una mención a la labor del pastor Tulio Morán o al origen presbiteriano de esta. Por el contrario se le atribuye el inicio de dicha obra solamente al pastor Hoover (Corporación Iglesia Evangélica Pentecostal, 1977, pág. 384). Una escueta descripción de la Iglesia Independiente se observa en la Biografía del pastor Ceferino Arancibia, indicando que el Consistorio hizo traspaso de la dirección de la congregación (Corporación Iglesia Evangélica Pentecostal, 1977, p. 152).

Al observar el movimiento pentecostal penquista, se puede ver con claridad que las iglesias de la zona del Biobío y sus alrededores han recibido una influencia de la Iglesia de Concepción. Las iglesias del Biobío no son originarias del metodismo, al menos no de la manera que los son las iglesias de Valparaíso y Santiago, y ello debiera darnos luces acerca de la necesidad de retomar nuestra herencia presbiteriana.

Es verdad que dicha herencia puede estar muy diluida, pero es posible encontrar algunos rasgos de ella. La iglesia presbiteriana es democrática representativa en su gobierno eclesiástico, es decir, hay un equilibrio del poder entre la congregación y sus ancianos (pastores y presbíteros). Si miramos con detenimiento a la historia de las iglesias del Biobío, observaremos rasgos de esa identidad, tal vez no tan nítidos como se quisiera, pero hay intentos por doquier, de una iglesia que desea que sus autoridades la escuchen, de una iglesia que busca participar de forma activa en las decisiones que le atañen como congregación local.

Queda por analizar si existen aún elementos doctrinales del presbiterianismo en estas iglesias, sobre todo en Concepción, y los pastorados que surgen de esta, como Concepción Norte, Concepción Poniente y Concepción Oriente. De haberlos, y es muy probable que los haya, quedaría por ver cómo influyen estos la cosmovisión pentecostal de sus miembros.

Hoy, cuando las iglesias pentecostales sufren crisis internas por doquier, sobre todo por su forma de gobierno episcopal llevada al extremo de anular a la congregación, resurge, o debe resurgir, con fuerza la pregunta acerca de si ha llegado el momento de recuperar nuestra herencia presbiteriana. Una sana salida a la crisis para las iglesias del Biobío, sería reclamar su propia identidad, la cual no proviene del metodismo, sino del presbiterianismo. No me refiero a un retorno masivo de pentecostales a las filas presbiterianas, lo cual en cierta forma está ocurriendo debido al mal manejo doctrinal y administrativo de las iglesias pentecostales, mayormente de la Iglesia Evangélica Pentecostal. Sino más bien, a una reformulación interna, que adopte practicas presbiterianas, como su forma de gobierno y elementos, al menos transitivamente, doctrinales de este, pero sin perder su propia identidad pentecostal, por la cual sus fundadores lucharon.

En otras palabras, el pentecostalismo del Biobío debería buscar reivindicar la figura de sus fundadores, y no me refiero a Hoover sino a aquellos primeros hermanos, presbiterianos de origen, como el hermano Enrique Koppmann, que trabajaron decididamente para traer el movimiento pentecostal a Concepción.

Hoy en día, se ha creado la Alianza Pentecostal Reformada. Algunos la han tildado de contradictoria, y se han viralizado críticas por doquier a esta iniciativa, sin embargo, la historia nos muestra que no es la primera vez que ambas ramas cristianas se entrecruzan. ¿Puede ser Concepción, o alguna iglesia del Biobío, pionera en la recuperación de esta herencia?

Referencias

Marquez Ochoa, B., & Forcael Duran, E. (2021). El despertar del movimiento pentecostal en el gran Concepción. Concepción: Corporación Sendas.

McLean, J. H. (1932). Historia de la Iglesia Presbiteriana en Chile. Santiago: Imprenta Universitaria.

Koppmann, E. (27 de Diciembre de 1910). La Iglesia Independiente. Chile Pentecostal, 1(4), 20. https://digitalshowcase.oru.edu/chile_evan_09-10/

Koppmann, E. (24 de Noviembre de 1910). Crónica. Chile Pentecostal, 1(1), 16. https://digitalshowcase.oru.edu/chile_evan_09-10/

Koppmann, E. (22 de Enero de 1911). Iglesia Pentecostal de Concepción. Chile Pentecostal, 1(5), 22. https://digitalshowcase.oru.edu/chile_evan_09-10/

Corporación Iglesia Evangélica Pentecostal. (1977). Historia del Avivamiento, origen y desarrollo de la Iglesia Evangélica Pentecostal.

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