Por Silvana Díaz y Rebeca Casivillo*
La Fundación Misión y Pasión nació hace unos 5 años atrás, a raíz del anhelo misionero de un grupo de jóvenes provenientes de iglesias pentecostales de Chile, quienes fueron convocados a una reunión informativa acerca de las misiones transculturales y de la necesidad que existe de la propagación del Evangelio en lugares de difícil acceso, considerando la posibilidad de conformar una organización legal que respalde este trabajo.
Esta convocatoria tuvo como resultado la conformación legal de la fundación, como una organización misionera dedicada a difundir el Evangelio a través de acciones prácticas de ayuda espiritual y social, entre las cuales se considera la realización de viajes misioneros para llevar a cabo esta labor.
En el año 2015, la fundación realizó el primer viaje misionero a Haití, el cual consistió en brindar apoyo en materiales y labores internas a un orfanato en Puerto Príncipe y un centro escolar primario en la ciudad de Aquin, una hermosa experiencia que amplió la perspectiva respecto de la posibilidad concreta de realizar un trabajo más focalizado de acuerdo a las necesidades espirituales y materiales observadas. Sin embargo, no fue posible avanzar por diversos motivos de gestión y logística.
Es importante considerar que durante este tiempo, la agrupación se mantuvo orando y buscando la dirección del Señor en las decisiones que se debía tomar a futuro y trazando un plan estratégico con metas a corto, mediano y largo plazo. Dios usa diversos medios para direccionar sus propósitos, ya que a través de una red social, miembros de la organización, conocen el trabajo de una misionera chilena radicada en la ciudad de Itepela, al norte de Mozambique, África, surgiendo la intención de ir en su ayuda.
Ella trabajaba en una comunidad originaria rural muy alejada de la ciudad; conocidos como los “yao”, y necesitaba apoyo en el área de la salud y evangelismo, además de materiales para un proyecto educativo que se estaba iniciando en ese lugar. Con este objetivo, se planificó el 2º viaje misionero, a un país desconocido para nosotros como lo es Mozambique, conformando un equipo de 4 jóvenes y un pastor que acompañó en este viaje.
Cuando se tiene la oportunidad de traspasar fronteras, conociendo la necesidad espiritual y material que existe en otros lugares, es imposible quedar indiferente y seguir en la rutina cotidiana. Este 2° viaje misionero encendió una llama en los corazones de quienes componían esta organización, entendiendo que Dios estaba dirigiendo sus pasos hacia un destino impensado y que su propósito sorprendería grandemente sus vidas. En la finalización del viaje, a raíz de la necesidad de alojamiento en Maputo, capital de Mozambique, los hermanos conocieron al pastor misionero brasileño Luis Marcelo Silveira, quien junto a su esposa Luana lideran el Ministerio África que trabaja en el área evangelística y social con comunidades vulnerables en Matola, zona periférica de esta ciudad.
Al regreso a Chile, el equipo misionero mencionó la gran necesidad que se observó en el trabajo del Ministerio África, principalmente en recursos humanos y económicos, surgiendo además la posibilidad de desarrollar un trabajo de mayor extensión en apoyo a los proyectos educativos nacientes, que perdure en el tiempo y sea de real utilidad para las comunidades en ese lugar. Es así como se inicia esta alianza que perdura hasta hoy.
Se han realizado tres viajes misioneros, 2017, 2018 y 2019 en curso. El trabajo ha consistido en operativos de salud, apoyo al taller de costura, operativos evangelísticos y apoyo a los tres centros de refuerzo escolar del proyecto “Crianças del Futuro” que funcionan en la actualidad. Desde el año 2018, la gestión de las escuelas se realiza a través de un plan de apadrinamiento desde Chile y Brasil, que mensualmente permite el sustento de estas escuelas. Cabe mencionar que los grupos misioneros han estado conformados por miembros de diferentes denominaciones evangélicas, con una fuerte presencia de hermanos pentecostales.
Hoy nos encontramos concluyendo nuestro 5° viaje misionero, en el que hemos visto la provisión del Señor y su respaldo a este trabajo. Hemos podido sentir la presencia del Señor en cada actividad realizada; en la sonrisa de un niño, en el abrazo de un hermano, en el agradecimiento de una madre que con cariño nos expresa “Khanimambo” (gracias en lengua changana), en las alabanzas elevadas desde “Lixao” (vertedero); es en estos momentos cuando en nuestros corazones resuena fuertemente el versículo “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado…” (Salmo 40: 8).
El viaje concluye, pero el vínculo no se termina, pues con la ayuda de Dios queremos seguir forjando lazos con nuestros hermanos mozambicanos, como ha sido hasta ahora. El proyecto “Crianças del Futuro” continúa buscando padrinos que quieran aportar mensualmente para la educación y alimentación de los niños de las escuelas. Nuestro anhelo es que Dios continúe avivando nuestros corazones para disponerlo al servicio de las misiones y despierte más obreros dentro de nuestras congregaciones que amen las misiones.
¡Xikwembo a xuku katekise!
¡Dios los bendiga!
*Ambas pertenecen a la fundación Misión y Pasión y son miembros de la Iglesia Evangélica Pentecostal.
¿Cómo ponerse en contacto con la fundación? Ver afiche: