Por Bastián Jara Nicovani*
“La Biblia es siempre más importante que lo que dicen los hombres acerca de ella”. Pablo Hoff.
Pablo Hoff Bieker, nació en Chicago EE.UU, se convirtió a la edad de 6 años en Canadá, se casó con Betty Kingman, se graduó en Taylor University, Winona Lake School of Theology y en el Northern Baptist Theological Seminary. Además, estuvo dedicado al campo misionero en Bolivia, Argentina y Chile, en donde se radicó por el llamado que Dios había puesto en su corazón de formar hombres de Dios en nuestra nación.
Su reciente partida (23-07-2019) tocó profundamente mi corazón, ya que, cualquier estudiante de teología chileno, tiene en su biblioteca un ejemplar de: “El pentateuco”, “Los libros poéticos”, “Los libros históricos” “Teología evangélica”, “En defensa de la fe”, entre otros libros que escribió. Personalmente, el primero que leí fue Los libros históricos, más que por estudio, por devoción personal y, me vi grandemente bendecido con su forma tan particular de escribir. Nunca me enteré de su trayectoria, de su aporte al pentecostalismo y a la teología chilena hasta hace algunos años cuando de verdad me interesé en la historia y en la teología. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que estaba frente a un gran hombre de Dios, no solo porque llegó a fundar el Instituto Bíblico Nacional (IBN, ex Instituto Bíblico Pentecostal), prácticamente de la nada, sino porque escuchó lo que Dios le dijo. Un teólogo debe amar y cumplir lo que tanto estudia (las Escrituras), en Hoff estaba todo eso.
Hoy, a unos días de su muerte, quiero reflexionar sobre su legado, destacando el testimonio de dos personas que le conocieron personalmente, el Pastor Manuel Diaz Bascur y el Pastor Juan Vidal.
El pastor Manuel Diaz pertenece a la Iglesia Unida Metodista Pentecostal (IUMP) y fue director y profesor del IBN. Él, mediante una entrevista, nos contó de su cercana relación con el pastor Hoff:
“yo creo que de los chilenos que más años y más cerca ha estado de él fui yo… llevo 35 años al lado de él. Entré el año ‘84 como alumno al IBN, el año 87 él me pidió que fuera profesor de la institución y con agrado accedí pensando que era una puerta que abría el Señor y después de eso fui parte del directorio. Estuve como director del instituto bíblico y siempre al lado de él, hasta ahora que falleció. Entonces llevo 35 años de 40, casi 41, que llevaba el instituto bíblico en Chile. Casi toda la vida que él estuvo en Chile, Dios me permitió estar a su lado, entonces le conocí en la faceta de profesor, en la faceta de director, en la faceta de presidente del instituto bíblico y en todas esas instancias yo trabajé al lado de él”.
El legado chileno de Pablo Hoff
El pastor Manuel, como amigo de Hoff, reflexionó también sobre su legado: “siempre he dicho que la historia del pentecostalismo en Chile en algún momento se va a reconocer de antes que viniera Pablo Hoff a después que viniera Pablo Hoff. Él impactó fuertemente el mundo pentecostal animándo a estudiar las Escrituras y el instituto bíblico originalmente se llamaba Instituto Bíblico Pentecostal porque era para ayudar a los pentecostales y después que se empezó a expandir por todo el país se le cambió el nombre por un asunto estratégico y se puso Instituto Bíblico Nacional, entonces el gran legado de él es animar a los pentecostales en Chile a estudiar la palabra de Dios.”
Sobre la importancia de la preparación teológica, el pastor Hoff tenía una significativa anécdota: “Él era bueno para contar chistes en las clases y contaba también anécdotas o frases con las que quería reforzar su enseñanza, entonces una que decía él siempre era que hacha afilada corta el doble o corta mucho más fuerte. Para él, un hacha afilada era un creyente que se preparaba, porque habían muchos que eran creyentes pero que no estaban bien preparados entonces eran como un hacha sin filo, entonces si se preparaban estudiando iban a cortar mucho mejor e iban a desempeñar mejor la tarea que Dios le había encomendado.”
Por otra parte, el pastor Juan Vidal, pastor de la Iglesia Metodista Pentecostal (IMP) Lo espejo de derecho privado, ex profesor del IBN, excolaborador en la edición y redacción de libros del pastor Hoff y actual rector del Seminario Teológico Metodista Pentecostal, nos relató su experiencia con el pastor Hoff desde esta pequeña apreciación intima:
“Una de las facetas íntimas del Hno. Pablo Hoff era su austeridad y generosidad. Visto desde afuera, para muchos sería extraño saber que cuando el Hno. Pablo escribía sus libros, usaba como materiales un sencillo lápiz “Bic”, pegamento, tijeras y el reverso de fotocopias desechadas recogidas para evitar desperdicios. Al corregir algún párrafo, incluir una nueva idea, o crear una nota a pie de página, recortaba un trozo de papel en blanco, escribía el contenido y lo pegaba en el lugar de la inserción. Luego, le pedía a la Hna. Paula Rocha que lo escribiera en la computadora para que yo hiciera las correcciones de estilo e idioma. No era tacaño. Por el contrario. Siempre estaba atento a obsequiar buenos libros a sus colaboradores. Ropa, para mejorar la presentación personal de los profesores ante sus alumnos y hasta apoyar a sus misioneros docentes en la adquisición de una casa para su familia. Ahorraba para dar. Este aspecto es especialmente significativo cuando pensamos en las diversas personas que colaboraron generosamente en lo que ha sido el IBN. Misioneros como Mike y MonaRe Shields, Cristóbal Grace y tantos otros que dieron y se dieron a sí mismos para lograr lo que hasta aquí es el mayor legado de Pablo Hoff en Chile.”
De estas dos apreciaciones, y sumando la lectura de sus libros y a la fama que le precedía, me atrevo a afirmar tres cosas sobre Pablo Hoff y su legado. En primer lugar, el IBN (Ex IBP), tiene una enorme importancia para la historia de la teología pentecostal chilena y latinoamericana. Si John MacArthur una vez dijo “Todos nosotros entendemos que las personas en el mundo hispano saben acerca de Jesucristo […] Pero no conocen a Cristo. No conocen el evangelio de la gracia. Y tampoco conocen la completa revelación de las Escrituras.”, fue simplemente porque desmereció o desconoció la labor de hombres como Hoff e institutos como el IBN. Pablo Hoff es la muestra de que con pasión y amor por las Escrituras se puede lograr enseñar el evangelio y capacitar a los pentecostales latinos, quienes tanto hemos sido criticados por no tener una mayor preparación teológica. Institutos como el IBN demuestran que, si se puede ser pentecostal y estudiar teología, ya que ser pentecostal es creer también que Dios te dará las herramientas para llevar a cabo la obra evangelística y misionera que le corresponde a la iglesia, obra que el mundo pentecostal ha logrado cumplir con creces, a pesar de sus defectos. Creo firmemente que Dios puso en el corazón de Pablo Hoff esta noble tarea de crear un instituto bíblico para que ayudara a los pentecostales a saber más sobre las escrituras.
En segundo lugar, creo que la comunicación que tuvo el Pr. Hoff con sus amigos, pastores, profesores y cercanos, demuestra su calidad como cristiano y su calidad humana. Tanto el Pr. Díaz como el Pr. Vidal, afirman que él era muy cercano a los que estaban a su lado. Es más, el Pr Díaz afirmó que Hoff decía que el IBN era su familia y los que pertenecían a él, sus hijos. Por lo tanto, no solo creo que era un gran teólogo por lo que escribió, sino que también creo que fue un gran cristiano por lo que lograba reflejar para con sus cercanos.
En tercer y último lugar, su labor va más allá de sus escritos y del instituto que formó. En el año 2018, el pastor Hoff recibió un homenaje por parte del presidente Sebastián Piñera, dada su larga trayectoria y su aporte a las iglesias evangélicas por medio de la enseñanza teológica. Esto no solo demuestra que sus escritos y la creación del IBN han sido importantes para la historia del pentecostalismo chileno, sino que también lo es su figura, ya que él rompió en parte con el prejuicio añejo de que “La letra mata”. Durante muchos años, los pentecostales le tenían miedo al estudio. Muchos, por ignorancia lo evitaron, ya que pensaban que estudiar en un instituto bíblico era casi “satánico”. De esos salieron muchos interpretando la biblia como ellos quisieron, dejando almas dañadas y confundidas. Sin embargo, Pablo Hoff mientras estaba en Argentina (antes de venir a Chile), tuvo una experiencia sobrenatural con el Espíritu Santo, el cual le habló diciendo que lo necesitaba en otro país. Ese país era Chile y, sin duda alguna, nuestro país necesitaba de mucha capacitación teológica para la formación pastores, líderes y creyentes. Creo que Hoff en parte logró romper con ese paradigma “la letra mata”. Hoy en día, somos cada día más los que nos interesamos en estudiar teología y, si a los pentecostales se nos pasó por la cabeza esta loca idea de capacitarnos en un instituto bíblico, fue simplemente porque hubo un hombre que, impulsado por su llamado, creó un lugar en donde se entregarían las herramientas para ser creyentes capacitados en el conocimiento de la palabra de Dios.
Pablo Hoff, fue la muestra viva de que, para ser pentecostal, no solo debes vivir creyendo en la continuación de los dones del Espíritu Santo, sino que debes estudiar a fondo las Escrituras para que seas capacitado y Dios te use por medio de ellas.
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” 2 de Timoteo 4:7-8.
Ver más: entrevista realizada al pastor Hoff por Corporación Sendas.
*Egresado de Licenciatura en Historia, Universidad Andrés Bello. Estudiante de Bachiller en teología del STGAL. Miembro de la Iglesia Metodista Pentecostal.