Pensamiento social y político de grandes pastores de la tradición pentecostal chilena

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En tiempos tan complejos como los del Chile de hoy, los creyentes y líderes eclesiásticos no han estado exentos de la fuerte polarización a nivel social y político. Es más, pastores de las más diversas denominaciones hacen públicas sus posiciones respecto al plebiscito para consultar por una nueva constitución. Algunos de ellos, incluso hacen campaña pública por una u otra opción. Pero ¿Está llamado un pastor a hacer eso? ¿Qué responsabilidad recae sobre un pastor que politiza a su congregación, a su denominación y a sus seguidores en redes sociales -esto último para los que las usan-? ¿cuál debiese ser la labor de un pastor en tiempos de tanta radicalización de posiciones y polarización de la sociedad? ¿Es su tarea acaso ser un activista?

A continuación, compartimos la opinión de pastores que responden a varias de esas preguntas. En Pensamiento Pentecostal, desde hace algunos años, comenzamos a rastrear el pensamiento social y político de varios pastores notables de la tradición pentecostal chilena. Ninguno de ellos dejó tratados teológicos, ni mucho menos ensayos sobre teología política. Pero en distintas publicaciones y predicaciones, muchos de ellos dejaron declaraciones muy claras que al día de hoy son imprescindibles. Por eso, en PP decidimos realizar una colección de citas célebres de grandes pastores que por gracia de Dios han dirigido a las iglesias pentecostales de Chile. Ellos vienen de las más diversas denominaciones y tuvieron diversas posiciones según su contexto. Pero todos coincidieron en pensar primero desde el evangelio los problemas de su tiempo. Las citas recogidas permiten afirmar que sí ha habido un incipiente pensamiento político en la tradición pentecostal chilena y que no solo es útil para estas circunstancias, sino que es necesario estudiarlo y profundizarlo para aprender de la historia. Esperamos que todo este material sea edificante.

I. Desigualdad social

Willis Hoover, el pastor metodista episcopal fundador del pentecostalismo chileno, no solamente creía en las manifestaciones espirituales. En su famoso libro El Avivamiento Pentecostal en Chile, del año 1931, ya reconocía claramente el problema de la desigualdad social: «son los abogados y los ricos (que por cierto no carecen de educación) los que explotan al pobre, que niegan al trabajador su jornal, que echan mano sobre las propiedades de las viudas y los huérfanos dejándolos en la calle».

II. Libertad de conciencia

Dos grandes pastores de las dos ramas troncales del pentecostalismo chileno, reconocían la necesidad de proteger la libertad de conciencia y mantener una clara distinción entre los asuntos e la iglesia y los asuntos de la política.

El superintendente de la Iglesia Evangélica Pentecostal, Guillermo Castillo, en 1938 afirmaba que: «debemos cumplir con los deberes cívicos que las leyes establecidas nos exigen como ciudadanos, pero, del modo que se encuadre siempre al espíritu de la Palabra de Dios, esto es individualmente, según el dictado de nuestras conciencias. Nosotros los cristianos no debemos comprometernos con ningún candidato político, a menos que sea de nuestra confianza, pero en todo caso individualmente».

Por su parte, antes de Manuel Umaña, era superintendente de la Iglesia Metodista Pentecostal el pastor Domingo Taucán, quien sostenía en 1936: «Personalmente cualquier miembro de la Iglesia es dueño de su conciencia para sufragar por quien desee, pero sin cohecho, puesto que somos ciudadanos libres y limpios por la sangre de Jesús. (…) También advierto a los Pastores y Obreros que tengan mucha vigilancia dentro de la Iglesia para evitar la propaganda que algunos hermanos débiles puedan hacer, con lo cual vienen muchas ruinas y destrucciones para la Iglesia». El mundo de las IMP haría bien en recuperar esta figura importantísima de su historia.

III. Política cristiana

También ocurre que los evangélicos y pentecostales están muy interesados en hacer política. Aquello no es un problema en principio. Pero cuando los cristianos depositan primero su fe en el cambio social vía política, acaban por descuidar el hecho de que el cristianismo enseña que la forma primaria de cambio de una sociedad no es la vía política, sino la potencia transformadora de la predicación del evangelio. El Obispo Carlos San Martin, fundador de la Iglesia Unida Metodista Pentecostal, en un histórico sermón de 1979, señalaba: “no es vuestro el deber de constituir reinos humanos; hay algunos que han vivido y se han desvivido pensando que alguna vez nosotros podríamos tener un gobierno netamente cristiano en nuestro país; si llegáramos a pensar que con eso vamos a convertir a una nación o a un pueblo… no son los gobiernos cristianos los que convierten a los súbditos, el que convierte el corazón de los súbditos es el poder de Dios, es la potencia de Dios”.

IV. Pobreza

Las iglesias pentecostales llegaron a los sectores mas pobres y marginados de la sociedad. Por décadas, las iglesias han sido espacio para que personas de esos sectores puedan encontrar apoyo espiritual y también a veces material. En la iglesia los hermanos y hermanas aprenden a apoyarse mutuamente en el amor cristiano. A partir de esto, en 1981, el Obispo Enrique Chávez, quien fundó la Iglesia Pentecostal de Chile, afirmaba que: «Nuestra principal preocupación en estos tiempos es el hombre, con todas sus limitaciones y con la enorme carga social que lleva sobre sus hombros. El hecho que en toda América Latina haya cada día más pobres y pocos muy ricos, nos lleva a reflexionar sobre el Mensaje del Evangelio que libera y liberta en esta hora difícil para los más necesitados».

V. Análisis político mesurado

No es extraño que los hermanos y hermanas tomen posiciones políticas ante lo que hacen los gobiernos. Sin embargo, el punto de vista cristiano debiese ir más allá de la simple crítica con identificación ideológica. Es necesario aspirar a buscar un juicio equilibrado. Lo que prima es la justicia. En 1988, el pastor Narciso Sepúlveda, de la Misión Iglesia Pentecostal, sostenía: «La iglesia debe asumir y respetar su libertad plenamente; yo creo que la iglesia cristiana debe criticar todo asunto que vaya en contra de la justicia. Todo abuso debe denunciarse, como también debiera aplaudir toda acción beneficiosa de un gobierno; creo que debería prestar apoyo cuando ve que las cosas se están haciendo bien, pero cuando son negativas, como lo que estamos viviendo actualmente, creo que no debe temer denunciarlo, aunque esto signifique riesgos».

Todas estas afirmaciones, provenientes de superintendentes, obispos y pastores de tan variadas iglesias como la Iglesia Evangélica Pentecostal, la Iglesia Metodista Pentecostal, la Iglesia Unida Metodista Pentecostal, la Iglesia Pentecostal de Chile y la Misión Iglesia Pentecostal, muestran que a través de los años, ha habido un consejo siempre presente de parte de los líderes pentecostales a sus hermanos y hermanas. Hoy más que nunca, los pastores pentecostales de Chile requieren recordar lo que sus antecesores han enseñado en materia social y política para seguir construyendo en la senda del servicio a Dios y amor al prójimo.

*Comentario por Luis Aránguiz.

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