Por Craig Keener*
“Pensé que estabas orando por un avivamiento. ¿Qué haces abajo?”
Con esas palabras, mi esposa me llamó a mi sótano el pasado miércoles por la noche, donde estaba trabajando en un libro muy largo y descuidando lo que estaba sucediendo en el campus de la Universidad de Asbury. Enseño en el vecino Seminario de Asbury. Y si has seguido las noticias, sabes que la gente ha estado yendo a la universidad -y ahora al seminario- para presenciar y experimentar lo que algunos están llamando avivamiento.
Después de la provocación de mi esposa, ambos nos dirigimos rápidamente a la parte trasera del Auditorio Hughes de Asbury para orar. Descubrimos que el servicio de adoración que comenzó esa mañana no se había detenido ni disminuido. El sábado encontramos asientos en el balcón. El auditorio de 1.489 asientos de la universidad estaba repleto.
El domingo, el espíritu de adoración se sintió más profundamente y me sentí más consciente de la asombrosa santidad de Dios.
Para el martes 14 de febrero, largas filas esperaban afuera del auditorio, donde los amplificadores permitieron escuchar la música. Cuando terminé mi clase vespertina en el seminario, las multitudes desbordantes habían llenado la Capilla Estes del seminario, con 660 asientos, su Capilla McKenna, con 375 asientos, y se abarrotaron en el edificio compartido por las iglesias locales Metodista Unida y La Viña (Me informaron que ya había comenzado la noche anterior).
Algunas voces en las redes sociales están debatiendo acaloradamente si esto debería llamarse avivamiento o no. Dado que el término es extrabíblico, mi pensamiento es: “¿A quién le importa cómo lo llamemos? ¡Celebremos lo que Dios está haciendo!”
Diferentes eventos etiquetados como avivamientos en los últimos siglos se han visto de diferente manera, desde el llanto dramático hasta el gozo dramático, desde conversiones masivas hasta empoderamiento para las misiones, lo que lleva a más conversiones.
Los calvinistas dominaron el Primer Gran Despertar, el Avivamiento de las Hébridas y el Avivamiento de Timor Occidental. Los wesleyanos dominaron el Segundo Gran Despertar, el Avivamiento de la Calle Azusa y los Avivamientos de Asbury de 1950 y 1970. Testigos del avivamiento de Timor Occidental informaron de un sonido como el de un viento recio. Testigos del avivamiento en el orfanato de Pandita Ramabai en India informaron lenguas de fuego. Las señales milagrosas acompañaron el evangelismo en el avivamiento de Shandong.
¿Por qué un Dios infinito debería encajar en nuestros encuadres?
Lo que encontramos en el Libro de los Hechos son efusiones del Espíritu (para esto, véase Hechos 2:17-18; 10:45, pero también se usa otra terminología, como que el Espíritu que cae sobre las personas o las llena).
En Hechos 2:17-18, Pedro describe su nueva experiencia del Espíritu como un empoderamiento profético para hablar por Dios. En Hch. 4:31, Dios llena con su Espíritu a quienes se lo piden para que tengan la valentía de continuar hablando por Él. Otras experiencias colectivas aparecen en Hch. 10:44, 13:52 y 19:6 -no para satisfacer nuestra mera curiosidad histórica, sino para abrir nuestro apetito.
Una característica que Lucas informa en relación con los dos primeros derramamientos es la preocupación por los necesitados (2:44-45; 4:32-35). Esta observación sugiere que estos derramamientos involucraron no simplemente una experiencia emocional inicial (aunque algunos la tuvieron, ¡ver 2:13!) sino un impacto profundo y de largo alcance en la forma en que los seguidores de Jesús se trataban unos a otros, relacionado con lo que Pablo llama el “fruto” del espíritu.
Durante el Primer Gran Despertar, Jonathan Edwards notó visiones y “manifestaciones” como caer al suelo y llorar. También señaló que, mientras que algunas manifestaciones fueron respuestas humanas a la obra del Espíritu de Dios, otras fueron imitaciones o algo peor. El fruto a largo plazo del avivamiento, señaló, se trata de cómo vivimos.
Una semana después de lo que está sucediendo en Asbury puede ser prematuro hablar de frutos a largo plazo. Dicho esto, si este último fenómeno se ajusta al patrón de los avivamientos anteriores de Asbury, podemos esperar que una generación de obreros se levante para la cosecha. Algunos de los avivamientos mencionados anteriormente duraron varios años o incluso décadas. La adoración continua en los avivamientos anteriores de Asbury a veces ha durado solo una o dos semanas, pero con efectos profundos que se ajustan a un patrón en la historia de los avivamientos en los campus universitarios de los EE. UU.
La historia es extensa. Hacia 1823, la mayoría de las universidades y denominaciones de EE. UU. reservaron un día de oración por las universidades. Esta tradición cayó durante gran parte del siglo XX. Pero este año, se programó un día concertado de oración por las universidades para el 23 de febrero, con Francis Chan dirigiendo una transmisión simultánea. El campus anfitrión de este Día de Oración Colegiado, en honor al Avivamiento de Asbury de 1970, es la Universidad de Asbury.
Esto no estaba en la mente del coro de gospel el 8 de febrero, ya que simplemente siguieron adorando al Señor. Pero al menos algunos de nosotros sospechamos que es providencial.
Lo que está pasando en Asbury comenzó de manera espontánea e inesperada. Pero la espontaneidad no significa falta de preparación. Anna Gulick, profesora de francés en la universidad durante el avivamiento de 1970, informó que muchos estudiantes habían comenzado a orar entre ellos antes de que estallaran gritos de arrepentimiento en la capilla. De manera similar, hay personas dentro de la comunidad de Asbury que han estado orando durante décadas para que Dios prepare el campus.
La conexión con la oración es una característica común (aunque no universal) de las experiencias individuales y corporativas del Espíritu en Hechos (ver Hechos 1:14; 4:31; 8:15; 9:17). Cuando enseño sobre este tema en Hechos, primero destaco la promesa de Jesús en el primer libro de Lucas, de que Dios contestará las oraciones por la obra de su Espíritu (Lucas 11:13).
A lo largo de los años, varios nuevos seminaristas compartieron que el Señor les mostró que se avecinaba un avivamiento. Zach Meerkreebs, quien predicó en el servicio de la capilla original que no ha cesado, mencionó que hace un año sintió que algo como esto venía.
Tenía la intención de apoyar estas expectativas. Pero con el paso de los años, me preguntaba si se produciría un derramamiento del Espíritu en alguna escala significativa mientras aún estuviera aquí.
Otros, sin embargo, como el erudito visitante Hong Leow, se mantuvieron vociferantes e insistentes. Hong oró y ayunó durante períodos tan prolongados que me preocupé por su salud. La semana pasada, voló de regreso para presenciar el fruto de sus oraciones.
El Auditorio Hughes se siente como un lugar sagrado en este momento. Pero en las Escrituras, el templo de Dios es su pueblo. Cualesquiera que sean los otros lugares que puedan ser especiales para nosotros en algunos aspectos, somos nosotros su lugar más sagrado y no tenemos que estar cerca del campus para recibir y honrar la presencia de Dios.
Cuando visité el Seminario Asbury por primera vez para una entrevista de un puesto a fines de 2010, eché un vistazo al auditorio vacío de la universidad. Mis ojos se posaron en las palabras grabadas de forma indeleble en la pared alta al fondo del santuario: “Santidad al Señor”. En ese momento, sentí una ola del Espíritu, como si quedara algún vestigio especial de los derramamientos anteriores. Pero a pesar de los auditorios actualmente llenos, no se trata del lugar. Se trata de la santidad al Señor.
Cualquier lector de The Roys Report, Christianity Today o incluso de los medios seculares sabe que suceden muchas cosas en nombre del cristianismo que no son muy cristianas. Lo mismo es cierto en la historia de los avivamientos. Dios es Dios, pero las personas siguen siendo personas. El comportamiento único de una generación durante algún avivamiento puede convertirse en la tradición de la próxima generación, y en el legalismo de la siguiente generación. Algunas afirmaciones de avivamiento son intentos de despertar emociones o crear exageraciones. Y aquellos que quieren hacerse un nombre para sí mismos a menudo se apropian de los movimientos que Dios inicia entre los humildes.
Entonces, no sorprende que haya amenazas a la integridad de lo que está sucediendo en Asbury. Algunas pueden venir por entusiasmo o para buscar atención para sí mismos, aunque con suerte se irán con algo diferente.
Los administradores, el personal del ministerio universitario y los líderes estudiantiles han estado trabajando por largas horas, a veces durmiendo poco, tratando de proteger la integridad y el enfoque del movimiento. Los líderes no quieren que la atención se centre en ellos o en Asbury. Cuando el presidente Kevin Brown se dirigió a la asamblea el sábado por la noche, prologó sus poderosos comentarios indicando que casi tenía miedo de hablar, pues no fuera que interrumpiera la santidad de Dios que se movía entre los estudiantes.
Y esa es la postura correcta a tomar porque no se trata de nosotros, sino de Él y Su santidad. Sólo él es digno de honor. Ha hecho sentir su presencia. Y en su presencia, ninguna carne puede jactarse.
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*El Dr. Craig S. Keener es profesor de Estudios Bíblicos en el Seminario Teológico de Asbury, en Wilmore, Kentucky. Es autor de numerosos libros en su área de estudio. En castellano está disponible su obra «Hermenéutica del Espíritu», por Editorial Kerygma.
Originalmente publicado en The Roys Report, 16 de febrero 2023. Traducción de Luis Aránguiz.