Ser misionero pentecostal en la Patagonia chilena – Entrevista al pastor Bernardo Pizarro

Pastor Bernardo Pizarro, durante trabajos de edificación de un local de avanzada en Puerto Bertrand. Febrero, 2017.

Nota Introductoria

La presente entrevista fue realizada en febrero del año 2017 al pastor Bernardo Pizarro, quien el año 2004 asume la dirección de la Iglesia de Dios Pentecostal en Cochrane, Patagonia chilena, lugar en el que existen solo dos iglesias evangélicas. La edición de la grabación oral ha procurado preservar en la mayor medida posible la forma y contenido de las expresiones del entrevistado.

Luis Aránguiz Kahn

Entrevista

Luis: ¿Cómo ha sido el desarrollo de la obra misionera pentecostal en la Patagonia chilena, pasado Coyhaique?

Bernardo: Creo que ha sido lenta, ya que podemos ver que el movimiento pentecostal se ha hecho fuerte en las zonas centrales, y a su vez ha abarcado en todo lo que es el norte. Si lo vemos al sur, vemos hasta la altura de Puerto Montt. No puedo hablar mucho de la Isla de Chiloé, pero visualizado en la Patagonia ha sido lento, ya que las misiones pentecostales en Chile se han afirmado solo en esos sectores. En la Patagonia ha sido muy escaso, ha sido un viaje solitario el de las misiones y muchas de ellas han sucumbido a medida que el misionero o que el pastor que ha estado presente en las localidades ha muerto. La visión pentecostal actúa mucho en la fe y el poder de Dios, es decir, sin medios, sin ayudas económicas o ayudas externas, el hombre surca la Patagonia, surca los pueblos y a medida que está en los pueblos se hace de un terreno. Y en esto va muy comprometida la familia, si la familia no está, el movimiento sucumbe.

L: ¿Y en Cochrane?

B: Gracias a Dios yo tengo una buena esposa y buenos hijos que me han ayudado a poder cimentarme en Cochrane y a su vez puedo decir que soy el segundo pastor de la iglesia. El primer misionero hizo toda una obra de fe, de poder poner las estacas en un terreno, hacer la iglesia de adobe con sus propias manos, con sus propios pies, ya que él venía de Quilpué, zona en la que se hacía mucho adobe en esos años. El ejecutó la primera capilla con adobe, yo todavía tengo una muralla de adobe en la iglesia renovada que me recuerda la labor que él ejecutó cuando llegó en 1984.

16830715_414070205592972_1126740398613590303_nLlegó en invierno del 84, en pleno “invierno blanco”, cayó mucha nieve en la zona. Llegó en una micro, un Mercedes Benz ñato, después llegó su familia. Luego de cimentarse, vivieron en la micro alrededor de dos o tres años, y estuvieron predicando el evangelio en este Cochrane. De ahí empezó a surgir, con muchas experiencias de fe, cómo Dios fue dando la propiedad y cómo Dios fue sosteniéndolo, y en esa manera surgió el movimiento pentecostal.

L: ¿Y él cómo se llamaba?

B: Se llamaba Bernardo Pizarro

L: ¿Alcance de nombre?

B: No, es mi padre

L: ¿Qué opina usted sobre la necesidad de que haya diversidad de denominaciones en la Patagonia?

B: Debería haber muchas misiones, no para contender o dividir. Yo he visto que la gran mayoría de cristianos que llegan a esta zona –porque los naturales de esta zona siguen el evangelio por los hechos que uno tiene, el comportar, el vivir, el rozarse en el milagro de Dios, ellos se convierten-,  pero la Patagonia se ha abierto a personas que vienen del norte, que vienen por los trabajos, vienen porque las empresas los mandan, y muchos de esos cristianos no se congregan, y el no congregarse el pueblo natural lo ve, que esa persona es cristiana y no se congrega. ¿Y por qué no se congregan? He visto que porque no está su misión –aunque servimos a un mismo Dios- pero en sus mentes está visualizada su misión o su manera de vivir o de comportarse en vestidura, pelo, tantas cosas que dividen. Mi manera de pensar es que me gustaría que Dios mandara a todas las misiones a este Cochrane por amor a las almas, para que ellos se congreguen.

L: ¿Qué limitantes ve para que haya más misiones en la Patagonia?

B: Hombre. Los seres humanos. He visto en el tiempo que no hay hombres y mujeres de fe que amen la obra de Dios.  Visualizan más la parte económica, visualizan una casa, visualizan una iglesia, almas. La mayoría que han venido se sostienen seis meses a lo más, pero no más allá. Abandonan las almas que puedan reunir en el transcurso de esos seis meses, abandonan por la presión económica. Ven que no pueden subsistir. Es falta de fe más que nada porque yo digo que si Dios los envía y le trabajan a un Dios vivo como yo le trabajo a un Dios vivo, Dios se preocupa de nosotros. A su vez también puedo mirar, por la ascendencia pentecostal, que siendo pastores hemos trabajado un tiempo con nuestras propias manos como el apóstol Pablo y no hemos sido carga de ninguno ni aprovechamiento de ninguno. Y eso ha faltado, que los que vengan, o las misiones del norte que son más firmes, que ya pasaron periodo de “vacas flacas” y ya están sustentadas económicamente con miembros no de primera generación, si de tercera o cuarta, de los cuales gran mayoría de sus hijos y nietos son profesionales, sustenten un misionero o una iglesia en la Patagonia. Y no solo hablo de Cochrane, sino de Coyhaique hacia villa O’Higgins y Puerto Edén. Hay pueblos en los que no hay iglesia evangélica ni católica, y si hay una capilla católica nadie la atiende. Son pueblos que están habitados por gente adulta, como Murta, Guadal, Puerto Bertrand. ¿Por qué? La gran mayoría de los jóvenes evacuan,  buscan las ciudades. Por el sistema mismo, no es culpa de ellos.  El campesino no puede sobrevivir del campo como lo hacía antes. Ahora las mismas leyes han obligado que los campesinos no puedan vivir del campo. Hablamos de animales, leña, la tierra. Antes se podía decir que el hombre puede vivir sin dinero, de trueque, de lo que da la tierra o los animales, pero ahora estamos en una generación que necesita dinero para pagar tantas cosas…

L: ¿La iglesia ha logrado ser un refugio para las personas con estos problemas?

B: Hemos tratado con la ayuda de Dios. Yo siempre he pensado que el movimiento pentecostal va a las almas, no va a lo material, y como la palabra del Señor nos habla y el pensamiento pentecostal, hay que ir por todo el mundo y predicar a toda criatura. Y cuando Dios llega al cristiano le nace ese deseo de llegar a las almas, no lo material. Pero va de la mano con que uno se empieza a solidificar en lo material, empieza a tener una iglesia, empieza a tener un nido, y de ese nido empiezan a salir los circuitos a los pueblos aledaños, y preparar hombres que tengan ese carisma y ese valor hacia las almas.

L: ¿Qué es o en qué consiste el pentecostalismo para usted en sus palabras?

B: Yo lo visualizo como poder que transforma y que cambia al hombre. El hombre que conoce a Cristo, cambia. Hay un dicho que me gustó mucho cuando fui joven, un varón de Dios dijo: “hay algunos que piensan: como llegaste te quedaste”. El pentecostalismo es “llegaste y cambiaste” y tiene que haber un cambio en la persona. No podemos ser igual que el mundo. No podemos ser igual que la sociedad que nos rodea. Es decir, Jesús lo dice, estamos en el mundo pero no somos del mundo. Somos distintos, y tenemos que ser distintos. El movimiento pentecostal llega a mover la fibra de un país. Yo lo hablo con absoluta confianza en mi persona: yo era un hombre que no creía en Dios, nací dentro del evangelio, pero mi pensamiento era totalmente distinto, no quería tener hijos, no quería casarme, solo dedicarme a mi profesión y lo económico. Pero cuando Dios llega con poder – porque no ocupó gente, no ocupó iglesia- él me tocó en una micro, y cuando me tocó ese Espíritu en mi corazón, me hizo entender que debía ser distinto, ir a una iglesia, congregarme.

Ahora hay muchos movimientos que no se congregan, que dicen que son cristianos y que nunca se han congregado. Pasa en este mismo pueblo. Por eso me gustaría que hubiera hartas misiones, para que no haya motivo para que el hombre se engañe a sí mismo y diga “no está tal iglesia”, “no está mi denominación”, “no me acostumbro”, y tantos otros motivos que hay para no congregarse.  Por eso me gustaría que hubiera hartas iglesias, para que la gente se congregue.

Ese es el movimiento pentecostal: llegar a las almas ¿y cuáles son las almas? un alma. No me interesa tener una iglesia grande y tener hartas almas, me interesa tener un alma. Porque un alma vale más que todos los tesoros de este mundo. Un campesino, una persona que vive en lo más lejos del pueblo en un campo del que baja una vez al año, esa alma me interesa, esa alma tiene un costo para mí, porque tengo que viajar, recorrer, llegar a ellos de la manera que ellos son, no de la manera que yo soy, y tener una conversación, poder entender que Dios también trata con esa gente en sus soledades, en sus puestos, porque a su manera ellos creen en Dios.

L: ¿Cómo ve usted que la fe pentecostal influye en la vida del pueblo o la zona?

B: Porque la zona es movida en fe. El misionero que llegó me contaba que cuando llegó en esos años a este Cochrane no había mucho trabajo, muchos se iban a trabajar a Argentina, quedaban muchos niños y mujeres. Pero en ese tiempo se creyó que Dios iba a abrir puertas de trabajo y que iba a bendecir este pueblo, y desde esa perspectiva creo que la fe cuando llega a una localidad o a una familia, hay bendición. No sé cómo va a bendecir, cómo va a traer trabajo, cómo va a dar casa, cómo va a dar estabilidad a una familia que le cree. Si antes malamente hacía usufructo de algo para alimentar a su familia, ahora llega a Cristo y creo que Dios le va a dar un buen trabajo, una herramienta para que pueda alimentar a su familia. Si el evangelio llega a alguna ciudad o pueblo, ese pueblo no puede morir. Aunque no haya nada para que ese pueblo perdure en el tiempo –como hay pueblos que han sucumbido- Dios va a proveer para que ese pueblo no muera. Lo que está sucediendo ahora: los pueblos están muriendo, las grandes urbes están creciendo, pero los pueblos se están quedando solos, de viejos. El gobierno ha querido implementar técnicas para que los pueblos subsistan con muchos proyectos, pero si creyeran en Dios y entendieran que Dios es dueño de la tierra, Dios es dueño del aire, dueño de las lluvias, dueño del aire, dueño del sol, dueño de los metales… si el evangelio llega al pueblo, y el hombre le cree a Dios, ese pueblo va a prosperar, aunque la gente no lo entienda así.

L: ¿Cuál es su sueño para esta zona?

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B: Mi sueño sería que Dios levantara muchos matrimonios jóvenes, yo ya tengo 55 y noto que mis fuerzas no son como antes. Me gustaría haber tenido 30, 35 años, y que me hubieran orientado para este tipo de cosa. No hubo nadie, no hubo misión, pero si me hubieran guiado bien, habría dado mayores años para llevar el evangelio a la Patagonia. Que se levanten muchos matrimonios que amen la obra de Dios, que en su tiempo de andar paseando por tantos lugares, hubieran muchos veranos que hubiesen grupos de jóvenes y matrimonios cristianos que recorran toda la Patagonia, no esperando recibir un sueldo o una ofrenda, sino que hablo de una cultura cristiana: que antes de tener hijos, puedan darse una vuelta de predicación por los pueblos, predicar casa a casa, comentar con los hermanos que están ahí haciendo una labor cristiana, porque se van a dar cuenta que la vida del pastor es una vida muy solitaria en esta Patagonia.

Los primeros misioneros que llegaron a Chile entendieron el concepto: si hablamos de pentecostalismo, Mr. Hoover entiende el objetivo. Llega a una estructura episcopal mandada a un lugar, y se estructura, pero el movimiento pentecostal lo saca de esa estructura y lo empieza a mover, a sacar, y por ende no le fue bien, lo echaron. De la misma manera pienso que el movimiento pentecostal es vida, cuando el hombre se mantiene estacionado en un lugar se muere. Nosotros somos movibles y debemos ser movibles. Me gustaría que alguien dijera: movilicemos a una familia durante 15 días, le pagamos para que se movilice en la Patagonia, que apoye la obra del Señor. Ese sería mi sueño.

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