Soy mapuche, y no me avergüenzo del evangelio

A clean, new Christian flag.

Nota Introductoria

La presente columna es una versión extendida de una reflexión de Facebook viralizada el 14 de agosto en que su autor, el misionero evangélico de la Iglesia del Señor en Chiloé, Gastón Catalán Lefiqueo, respondió a la presidenta de la Convención Constitucional (CC) Elisa Loncon por negarse a incorporar la bandera cristiana evangélica en dicha instancia por considerar al cristianismo una religión «colonizadora», según relató el constituyente y pastor evangélico Luciano Silva. Esta negativa ocasionó que con fecha 8 de agosto se enviara una carta de protesta a la mesa de la CC con mas de mil firmas de pastores. Como respuesta, el día 30 de agosto la Mesa de la CC contestó con una carta anunciando que realizará un gesto hacia el mundo cristiano. Este relato, como muchos otros, es muestra de que las identidades son plurales y complejas, se cruzan entre ellas y no son necesariamente uniformes o estáticas. En Chile existen muchos mapuches evangélicos y, por tanto, es en ese marco que ha de comprenderse esta réplica.

PP

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Mi nombre es Gastón Reinaldo Catalán Lefiqueo. Por gracia de Dios nací dentro de una familia campesina en la costa de la novena región de la Araucanía. Hijo de una preciosa y esforzada mujer mapuche quien siempre se preocupó de mi bienestar, por cosas de la vida mi madre se separó de mi padre, lo que significó que en gran medida me criara junto a mis primos, tíos y abuelos mapuches.

Desde que tengo uso de razón, mis abuelos participaban en cultos cristianos familiares, rotando domingo por medio con otra familia campesina cristiana (ambas familias mapuches). Recuerdo como si fuera ayer cuando nos dirigíamos al culto en un largo trayecto de poco más de una hora aproximadamente, a pies, a caballo y en carreta tirada por bueyes.

Dios en su gran misericordia tocó el corazón de un pastor anciano de apellido Arias para que nos visitara una vez al mes, movilizado desde la ciudad de Valdivia, y que nos compartiera el glorioso evangelio de Jesucristo. Era un anciano que irradiaba el amor de Dios. Esto continuó así por varios años, hasta cuando nos enteramos que Dios había llamado a su presencia a nuestro querido pastor.

Debido a que mi madre trabajaba fuera de la región, cuando reunió dinero suficiente, junto a mi hermana nos llevó a vivir con ella. De esa forma continuamos yendo a los cultos ahora en iglesias de línea pentecostal. No fue sino hasta los trece años de edad cuando conocí a Cristo de una manera personal. Durante mi niñez asistía a los cultos, pero a los trece años de edad Dios se reveló a mí vida en una manera personal, mi corazón fue transformado, todo fue cambiado, las experiencias malas de mi vida no pudieron opacar el amor de Dios en mi vida.

Hoy, a mis 32 años de edad sigo amando a Cristo y por su gracia ahora soy un feliz misionero evangélico que continúa proclamando este bello mensaje de salvación, y puedo dar fe de que nadie vino con espadas, ni ningún mal a “colonizarnos” ni a obligarnos a recibir una determinada religión. Más bien, fue Dios quien, a través de su Espíritu Santo, nos atrajo con cuerdas de amor y nos hizo creer en Jesucristo nuestro Señor quien murió en una cruz por nuestros pecados y al tercer día resucitó.

Cristianismo, ¿una religión colonizadora?

Si bien hace más de 300 años atrás los españoles llegaron en nombre de Dios, presentándose como “cristianos” (aunque realmente eran católicos) y con arma en mano impusieron su religión y conquistaron esta tierra, con el protestantismo ocurre algo totalmente diferente.

Para hablar de “cristianos” necesariamente debemos remontarnos a la Biblia, ya que es ella la que usa este término en primera instancia, hoy quienes ignoran su contenido asumen que cualquier persona es “cristiano”. Sin embargo, la Biblia deja muy en claro que “cristianos” únicamente son aquellos individuos que se han arrepentido de sus pecados, que han creído en Jesús como su Señor y Salvador, que han experimentado un cambio radical en su vida, que han “nacido de nuevo” y son una nueva criatura, en otras palabras, verdaderos discípulos de Cristo (Hechos 11:26; 2 corintios 5:17; Mateo 7:21-23).

Todos aquellos que se hacen pasar por “cristianos” pero que sus vidas no son acorde al ejemplo de Cristo son falsos creyentes, como la Biblia enseña claramente en uno de sus pasajes: «Salieron de nosotros, pero en realidad no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron, a fin de que se manifestara que no todos son de nosotros» (1ra de Juan 2:19).

En Chile el protestantismo más reconocido es a partir del año 1909, aunque muchos años antes ya varias avanzadas misioneras evangélicas habían arribado a nuestro país. Cabe señalar que el protestantismo jamás se impuso con espadas o usurpando las tierras de los antepasados mapuche, sino más bien fue recibido por la predicación de las buenas noticias de Jesucristo, y a través de varias señales milagrosas que Dios permitía.

Me imagino que nuestra querida presidente de la mesa constituyente Sra. Elisa Loncon, cuando señala que “el cristianismo es una religión colonizadora” lo hace desde la ignorancia histórica y Bíblica.

Soy mapuche y le agradezco a Dios por eso, no me avergüenzo de serlo ya que fue plan de Dios que esas sean mis raíces (aunque después de 300 – 400 años seguramente hay muchos que por sus venas corre sangre mapuche pero que han perdido su apellido). El ser mapuche no me hace superior a nadie, no somos una raza superior, solo somos una raza más como cualquier otra, somos seres humanos. Yo amo a Cristo, por qué El es mi Señor, y El me amo primero, y no me avergüenzo del evangelio.

La Iglesia prevalecerá

No podemos ser ilusos. Lamentablemente en nuestro país, al igual que en toda América y el mundo, se está llevando a cabo una agenda sin Dios, una agenda que busca entre otras cosas; imponer la ideología de género, misma que busca destruir la familia, acabar con la vida del que está por nacer, imponer la agenda homosexual, el feminismo radical, eutanasia etc., y no es de extrañar que nuestros líderes políticos abracen todas estas ideologías. La señora Elisa Loncon se refiere al cristianismo como “religión colonizadora” pero no dice nada respecto al feminismo radical que ella abraza y que es igual o peor de colonizador que los españoles hace más de 300 años atrás. Como ya lo he señalado en otro escrito anteriormente una mujer que abrace estás nefastas ideologías, no me representa, ni tampoco al pueblo mapuche.

Podrán las personas unirse para tratar de destruir la iglesia cristiana, pero no podrán. Por casi dos mil años la Iglesia ha sufrido persecución, pero aquí sigue estando, los emperadores romanos torturaron y dieron muerte a muchos de nuestros hermanos, la “santa inquisición” también quemó y martirizó a muchos verdaderos discípulos de Cristo. Pero a pesar de toda esa gran persecución, la Iglesia todavía está aquí, todos los hombres que la han perseguido están muertos y siguen muriendo, pero la iglesia prevalece.

La iglesia prevalecerá porque está cimentada en Cristo y Cristo no es como los newenes de la naturaleza (espíritus de la naturaleza que el pueblo mapuche respeta). Cristo es Señor de todos los espíritus. Jesucristo a diferencia del rehue (figura tallada en madera utilizada por la Machi como altar para conectarte con lo divino) tiene vida en sí mismo, y no solo eso, por medio de su muerte y resurrección nos dio la victoria. Podrá levantarse el mismo infierno contra la iglesia cristiana, pero la iglesia prevalecerá (Mateo 16:18).

Somos responsables

Como cristianos tenemos la responsabilidad de continuar con nuestra comisión “id y predicad el evangelio”. El evangelio es el único mensaje que es poder de Dios y trae salvación. Por eso el apóstol Pablo no se avergonzaba, y por esa misma razón yo no me avergüenzo.

Independiente de las circunstancias, debemos continuar proclamando este glorioso mensaje (1 corintios 1:23) y no podemos olvidar que aunque pasen los años, somos llamados a ser la sal de la tierra, no en el sentido simplemente de sazonar, sino más bien somos el agente que preserva, que impide que la decadencia avance. No somos el caramelo del mundo que todos querrán saborear, somos la sal que preserva y si la sal no cumple su función, será lanzada fuera y será pisoteada por los hombres.

Sólo a Dios la gloria.
Gastón Reinaldo Catalán Lefiqueo.
Misionero evangélico de la Iglesia del Señor.

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